El inicio este viernes de los primeros vuelos directos semanales entre China y Taiwán despierta esperanzas de un mayor acercamiento entre dos antagonistas políticos, sin relaciones oficiales en los últimos 60 años.
Por primera vez desde 1949, llegaron a la isla chinos en un vuelo directo, entre ellos 33 altos funcionarios, incluidos el jefe de la Administración Nacional de Turismo de China, Shao Qiwei, y el director del Departamento de Intercambios de la Oficina de Taiwán, Dai Xiafong.
Un avión de la compañía China Southern Airlines aterrizó hoy en el aeropuerto de la capital taiwanesa procedente de la ciudad china de Cantón, con más de 100 turistas.
Poco después, un avión de la aerolínea taiwanesa China Airlines aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Pudong, en Shanghai, a las 10.20 hora local (02.20 GMT), como parte del acuerdo para establecer vuelos directos entre ambos territorios firmado el 13 de junio en Pekín.
China y Taiwán llegaron el pasado mes a un acuerdo histórico para establecer, a partir de hoy, 18 vuelos semanales de ida y vuelta por compañía entre el continente y la isla, uniendo así regularmente y por primera vez desde 1949 ambos lados del Estrecho de Formosa.
Los vuelos directos "no están ligados a la integración política sino a mejorar los vínculos en transporte, negocios y turismo", dijo el primer ministro taiwanés, Liu Chao-hsiuan, tras el aterrizaje del primer avión.
Según el ministro de Transporte de la isla, Mao Chih-kuo, el inicio de los vuelos directos "representa el cumplimiento de una promesa electoral del presidente taiwanés", Ma Ying-jeou. "Es un hecho muy significativo y el primer paso hacia vuelos regulares entre las dos partes", señaló Mao.
La isla espera grandes beneficios de estos vuelos, además de mejorar los lazos con Pekín de cara a firmar un acuerdo de paz, no a corto plazo, y negociar un mayor espacio internacional.
"Taiwán espera grandes beneficios económicos de esta liberalización, que para China es un modo de aumentar su influencia en la isla y también de mostrar una cara pacífica a la sociedad internacional", dijo el especialista político isleño Kuo Chien-min.
Los festejos y agasajos con que están siendo recibidos los turistas y funcionarios chinos en la isla no ocultan la preocupación de muchos por el costo social, en seguridad nacional y por el perfil internacional de los acuerdos.
"Los vuelos directos, con mil misiles chinos apuntando a la isla, pueden suponer un peligro para la defensa nacional, ya que China puede utilizarlos para ocultar una acción bélica", dice Chuang Shou-han, un alto funcionario del independentista Partido Demócrata Progresista (PDP).
Al coro crítico de los independentistas isleños, que califican los vuelos directos de "Caballo de Troya", se unen los de los grupos partidarios del Dalai Lama, líder espiritual tibetano, y los seguidores del grupo religioso Falun Gong, proscrito en China.
"No cederemos en libertad de expresión ante los visitantes chinos", dijo la portavoz de la Asociación Amigos Taiwaneses del Tíbet, Chou Me-li, mientras Falung Gong amenaza con repartir panfletos a los turistas chinos, en contra de la advertencia del gobierno.
"Respetamos la libertad de expresión de los seguidores de Falun Gong, pero no consentiremos ataques personales u otras actividades ilegales", señaló el primer ministro taiwanés, Liu Chao-shiuan.
El efecto inmediato de los vuelos directos es "la inclusión de Taiwán en la red logística del Pacífico Asiático, ofreciendo a las empresas internacionales un acceso directo para explorar el mercado chino", indicó Wea Chin-lin, profesor de la Universidad de Taiwán. Hasta que los vuelos directos no sea diarios, "el efecto positivo es meramente simbólico", agregó el economista taiwanés.
El acuerdo del 13 de junio, histórico y simbólico, es un inicio, pero ya ha creado un ambiente menos beligerante en el Estrecho de Formosa y restaurado lazos bilaterales. El flujo de visitas de funcionarios a ambos lados del Estrecho augura mejor comunicación, lo que no elimina ni la gran barrera política ni la diferencia social entre los dos territorios: la China del Partido Comunista y la democrática Taiwán.
Para evitar choques políticos, los primeros grupos de turistas chinos no visitarán los lugares relacionados con el generalísimo Chiang Kai-shek, que protagonizó una guerra civil contra Mao Zedong, en China, y se refugió en la isla en 1949, convirtiéndola en bastión anticomunista.
La llegada al poder del presidente taiwanés Ma Ying-jeou, el 20 de mayo, puso fin a ocho años de gobierno independentista y despertó esperanzas de mejora en los lazos con China. El acuerdo del 13 de junio permite la llegada de hasta 3.000 turistas chinos diarios.
Taiwán espera aumentar a 10.000 esa cifra de turistas y ampliar a toda la semana los vuelos directos para mediados de 2009. Tras su derrota en la guerra civil, el Partido Nacionalista de la isla restringió el transporte directo y los vínculos por motivos de seguridad nacional.
Fuente: EFE