Todo nicho tiene sus códigos, y junto con ellos nacen los pícaros guiños para referirse esos detalles que diferencian la vida de los que son parte del grupo de pertenencia. Pasa con los judíos, y ese humor referencial a sus costumbres y perpetuo sufrimiento, pasa con los ingleses, pasa con el humor gauchesco de Landrisina, pasaba con Seinfeld y sus observaciones a los detalles de la cotidiana vida urbana. En algunos casos el nicho es tan grande que se convierte en humor popular, pero con el surgimiento de la informática surgió el Humor Hacker, chistes que hacián ingenieros y programadores, tan encriptados que sólo ellos podían entenderlos.

 

 

 

(programador: organismo que transforma cafeína en software)

 

 

 

A la par del humor hacker nace el “humor geek”, que practican los fanáticos de la tecnología y la ciencia ficción. Y por increíble que suene, los más impopulares así encontraron otro recurso para encerrarse aún más en universos que solo ellos comprenden, ya es una cultura con todos las letras: tiene su propio humor.

Hoy es posible ver Stand up de humor geek, gracias a al grupo “Geek comedy tour 3000. Allí unos seis humoristas aprovechan de sus anécdotas como insociables fanáticos para hacer reir a un público muy identificado.