Matías Manna (*)

En danza, si un bailarín escucha la palabra “Allegro” comenzará a mover sus pies con más energía y velocidad. Las medidas rítmicas se utilizan para saber qué tipo de velocidad tiene la música. Podrían consultar con el maestro Cristián Hernández Larguía, pero todos los directores de orquesta necesitan de ellas para calcular expresiones auditivas en sus obras.

No sé si algún especialista en música concurre habitualmente al Gigante de Arroyito, pero si lo hace identificará el “Allegro Prestissimo con fuoco” (medida de un movimiento extremadamente rápido) que baja desde los simpatizantes.

Es reiterativo mencionarlo pero Miguel Angel Russo dio en la tecla para detectar el principal problema canalla: que el ritmo de juego nazca desde el campo de juego y no desde la inercia del público. Desde hace tiempo parece que ocurre la inversa. En el video verán como al transcurrir los minutos, Central comienza a ir más rápido y a perder más pelotas en las construcciones ofensivas. Desde hace rato, las ganas de la fiel hinchada no coincide con el deber hacer prioritario de un equipo de fútbol: ser ordenado y paciente.