Matías Manna (*)

El que más cerca estaba de alcanzar la bandera siempre era él. La rojinegra volando en la cúspide del mástil, pero su cabeza siempre era la que sobresalía. Santiago Vergini, el más alto de su categoría, gritó campeón muchas veces con su club natal, Atlético Paz, y dicen que los rojinegros de Máximo Paz tienen esa costumbre: colgar su bandera en el mástil que se encuentra en la plaza del pueblo ante cada celebración. 

En ese lugar le dicen “Chaza” porque él mismo había elegido a Héctor Chazarreta, mediocampista central de Talleres de Córdoba, a la hora de sustituir el nombre de pila por el de algún jugador profesional en los picados en su niñez paceña. No es casual: en tercera división (2003 a 2005) Vergini fue goleador de su equipo campeón jugando como volante central. Antes de viajar a Vélez y culminar las inferiores en Liniers, Vergini había jugado en varios puestos en Atlético Paz, club que lo vio debutar en primera con 16 años.

Con el paso del tiempo, la zaga central es su territorio tradicional. Siendo defensor tiene talento ofensivo. Otorga cosas que muy pocos centrales sudamericanos realizan. Vergini pide y quiere la pelota para salir jugando y habilitar a sus compañeros, nunca se esconde detrás del delantero. Podemos ver en el video su actuación frente a San Lorenzo, Santiago defiende, y muy bien, pero también es inicio de las jugadas, interpreta el juego desde el fondo, conduce hasta la mitad de la cancha para generar superioridad numérica y posicional. Otros defensores sólo defienden y se olvidan de la pelota cuando la tiene su propio equipo. Cannavaro ganó un Balón de Oro haciendo eso y sólo eso. Y bien le salió.

Siguiendo una línea conceptual planteada en esta sección, la de no dividir partes o momentos en el juego, la argumentación de Jose Mourinho sirve para reivindicarla: “No consigo decir si lo más importante es defender bien o atacar bien, porque no consigo disociar esos dos momentos” [1]. Como no separamos el ataque por un lado y la defensa por el otro, afirmamos que Vergini es un jugador integral, fundamental en un equipo que realizó en su último partido una “masterpiece” (como dicen en la Premier League).