Los relojes en esta parte del país, valga la aclaración, marcaban las 19.25 cuando los jugadores del plantel rojinegro asomaron sus cabezas por el túnel que conduce al vestuario local del Coloso y 15.000 almas deliraron en ese tradicional ritual llamado banderazo pre-clásico.

Como siempre, los rostros más emocionados correspondieron a quienes viven esta fiesta del derby rosarino por primera vez, tales los casos de Peratta, Insaurralde, Machín, Fabbiani y los paraguayos Fretes y Cristaldo, entre otros.

Ogro como loco

Uno de esos primerizos se llevó una de las ovaciones más trepidantes de la tarde. Sí; el Ogro, que ante las cámaras y los micrófonos no dudó en afirmar que “es el partido más importante de Sudamérica”. ¿Exagerado yo?.

“Con la gente que hay hoy, ya te metés en el partido. Hay que disfrutar porque esto es lo lindo del fútbol. Nos jugamos todo, el campeonato nos jugamos el domingo”, dijo exultante Fabbiani.

”Ojalá que a la gente me la meta en el bolsillo el domingo”, deseó el delantero leproso después de recibir el cariño de la gente y de ser consultado al respecto.

”Esto es inexplicable, hermoso, es único. El día que mi hija sea grande, se lo voy a contar”, deliró el Ogro, y concluyó: “Tenemos que pasar por arriba sí o sí a Central para que ellos no puedan jugar”.

Como si fuera la primera vez

Diego Torres ya vivió tres clásicos como integrante del plantel, pero nunca con posibilidades de jugarlo, debido a su prolongada lesión, ocurrida justo antes de un choque con Central: “Si lo tenía en la cabeza antes del partido con River, imagináte ahora que falta tan poco. Estoy ansioso, nervioso, con ganas”, confesó el atacante.

“La gente se merece lo mejor para el fin de semana. La gente significa mucho para nosotros, porque son el plus extra que necesitamos. Con este apoyo nos dan ganas de entregarnos enteros”, disparó Dieguito.

Después, Torres contó su particular relación con el actual técnico canalla: “Con Alfaro, en Quilmes, debuté en el 2003, en el Naciona B. Jugué la Libertadores y dos años en Primera. Le debo mucho, porque fue el que me descubrió, me dio la posibilidad y me hizo crecer futbolísticamente. Pero dentro de la cancha no hay amistad: lo saludaré después del partido o en la calle”.

Experiencia y juventud

Con tan sólo 22 años, Hernán Bernardello es uno de los de mayor experiencia en clásicos y quien, además, heredó la bandera de ser jugador e hincha rojinegro al mismo tiempo.

“Ni hablar. La verdad que esto es una fiesta. Los clásicos son todos partidos aparte, y esta clase de encuentros no se explican: hay que ganarlos”, confió el Cabezón.

Y sí, se viene la fiesta deportiva de la ciudad y nadie quiere perdérsela.