Para el bebé y el niño, jugar es la manera de descubrir, explorar y conocer el mundo. Es su actividad principal. Una experiencia creadora constante. Según los especialistas, no se trata solo de diversión o entretenimiento.

Para poder desarrollar esta experiencia el niño necesita poder hacerlo en un ámbito confiable que le dé seguridad, donde pueda usar todos sus sentidos, para a partir de allí ir desarrollando funciones más complejas tales como sentir, percibir, intuir, pensar. Jugar es la posibilidad de construir un espacio y un tiempo especial donde todo es posible.

Es encontrarse con los propios deseos, intereses, afectos, y con el placer... "porque si" de jugar, más allá de los resultados visibles que obtenga. Es entrar en un mundo de sensaciones y ponerlas en acción, incluso aun cuando no se ha adquirido el lenguaje.

Generalmente se asocia el juego con diversión, pasatiempo, entretenimiento. Aunque es mucho más que eso. Es el factor dominante de la vida infantil. Es su actividad y "trabajo por excelencia". Jugar es crecer.

Desde que el bebé nace, ya en sus momentos de alimentación, disfruta del acto de alimentarse mas allá de nutrirse de la leche materna. Este es su primer "jugar", con el pecho, con la mirada, con los gestos, con la madre.