Una vez sí, pero dos no. Los rosarinos se resisten a pagar otro aumento del boleto del transporte urbano. Con ese objetivo la organización Barrios de Pie comenzó una campaña para juntar firmas y luego presentar el petitorio ante los concejales. Por lo pronto, cerca de 3 mil rosarinos expresaron en papel su disconformidad ante el probable incremento, pero calculan que en dos semanas podrían ser 15 mil. El temor es que la nueva suba salarial del 20 por ciento ya acordada para la Unión Tranviarios Automotor (aunque el gremio todavía discute con los empresarios cómo se hará efectiva) vuelva a ser solventada por los usuarios del transporte a través de otro boletazo. Los dirigentes de Barrios de Pie aseguran que no están en contra del aumento propuesto, sino de que el aumento se traslade al usuario. Los choferes nucleados en la UTA lograron un aumento salarial del 16 por ciento en abril pasado y acordaron recibir otro 20 por ciento de incremento a partir del 1º de julio próximo. Para poder afrontar el pago del primero, los empresarios contaron con la ayuda de un aumento de la tarifa, pero hasta ahora nadie sabe con qué se pagará el segundo y en la última reunión que mantuvieron el gremio y los empresarios no se llegó a ningún acuerdo. El próximo encuentro, que estaba pautado para hoy, quedó postergado sin fecha cierta: según fuentes sindicales, puede ser mañana o la semana próxima. Lo concreto es que los concejales ya expresaron su negativa a convalidar otra suba del boleto. Mientras tanto, el intendente Miguel Lifschitz encabezó un lobby a nivel nacional con la Federación Argentina de Municipios para que se cambie la fórmula que determina el otorgamiento de subsidios al transporte. La búsqueda de un interlocutor poderoso llevó incluso a pedir una audiencia con el mismísimo presidente Néstor Kirchner, que aún no se concretó.