La Antorcha Olímpica recorrió este viernes las calles de Buenos Aires en su única escala latinoamericana de su viaje hacia los Juegos de Beijing, en una fiesta de la que participaron decenas de los deportistas más destacados de la historia argentina.

En medio de un estricto operativo de seguridad, el avión que trasladaba el principal símbolo de los Juegos llegó ayer al aeropuerto internacional de Ezeiza desde la ciudad norteamericana de San Francisco, y luego de un breve acto privado, la antorcha fue llevada hacia un lugar secreto, donde pasó la noche.

En Ezeiza estuvieron autoridades del Comité Olímpico Argentino, el subsecretario de Deportes de la ciudad de Buenos Aires, Francisco Irarrazával, y decenas de efectivos policiales.

La Antorcha Olímpica visitó por primera vez en la historia la Argentina, el único país latinoamericano y de habla hispana por donde pasó en su camino hacia los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Beijing entre el 8 y el 24 de agosto.

La llama, que fue encendida el pasado 24 de marzo en Grecia, recorrerá alrededor de 130.000 kilómetros antes de llegar a Beijing, el periplo más largo de la historia de los Juegos Olímpicos.

Tras recorrer varias ciudades griegas, la Antorcha pasó por Beijing, Kazajstán, Turquía, Rusia, Gran Bretaña, Francia y antes de arribar a la Argentina estuvo en San Francisco, Estados Unidos.

En Buenos Aires, recorrió 14 kilómetros, siete menos que el trayecto habitual que tuvo en el resto de los lugares.

El recorrido arrancó minutos después de las 14.30. La idea de los organizadores era que el primer relevista fuera Diego Armando Maradona, pero ayer se anunció que no podrá llegar a tiempo a causa de un viaje que el ex futbolista realizó a México.

Finalmente fue el windsurfista Carlos Espínola el primer deportista que llevó la antorcha. Entre los relevistas, que fueron 80, estuvieron Eduardo Guerrero, Gabriel Batistuta y Gabriela Sabatini, a cargo del cierre del recorrido.

A pesar que la representación en la Argentina de organizaciones internacionales -que se manifestaron en contra del gobierno chino al paso de la antorcha por otras ciudades– afirmaron que no tenian intenciones de apagar la llama ni de causar disturbios, igual hubo un gran operativo de seguridad.

Un total de 1.500 hombres de la Prefectura Naval, 1.200 policías y más 3.000 voluntarios custodiaron el símbolo olímpico a su paso por la ciudad.