Fernanda Blasco (fernanda.blasco@rosario3.com)

"Lo que pedimos es simple: que se cumpla la ley”. Carolina entrega volantes a quienes este jueves por la tarde pasean por la Plaza Pringles. Y mientras reparte los panfletos cuenta sobre sus ganas de ser mamá y sobre las complicaciones que surgieron en el camino. Confiesa que encontrar un grupo de apoyo la salvó, pero que el grupo estaba en Buenos Aires. Y que entonces lo más lógico fue armar un grupo propio, en su ciudad. Así nació Abrazo x dar vida Rosario, en enero de este año. Un grupo de voluntarias que da contención, pero que además guía sobre trámites y leyes. Trabajo que se reforzó luego de que en junio se sancionara la Ley de Fertilización Asistida.

“Las obras sociales y prepagas juegan con la desinformación, dicen que no les llego nada de Buenos Aires, que falta todavía un tiempo. No es real, tienen que cumplir hoy", precisa Carolina. Diseñadora gráfica y maestra jardinera, fue la primera que logró cobertura de su prepaga y esto allanó el camino a otras mujeres. Al contar sobre su situación médica, Carolina usa términos propios de un profesional. Describe con detalle las fases de su tratamiento, los nombres de las drogas y las esperanzas puestas allí. Y aunque ese intento no funcionó, anticipa que seguirá buscando. Lo que también busca es que otras mujeres tengan su misma cobertura, sin importar la obra social a la que pertenezcan. Y por eso es voluntaria. El grupo trabaja junto al Centro de estudios sociales y acción comunitaria. Y cuando hay problemas derivan a la delegación Rosario de la Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación.

Esta tarde, en Plaza Pringles, son varias voluntarias más: Mariana, Alejandra y Lorena. También participa de la volanteada Marina, abogada que trabaja con la entidad. “A todas nos pasa lo mismo, se habla libremente de todos los temas. Es ver el reflejo propio en el otro”, asegura Carolina. Las mujeres se pasan datos de obras sociales, problemas médicos, medicamentos y prácticas. Buscan que sea más fácil un camino que, históricamente, fue difícil.

Analía y Danilo saben bien lo difícil que fue. Ellos se casaron muy jóvenes y buscaron enseguida ser padres, pero la concreción de ese deseo se fue demorando. Entonces llegaron las consultas médicas y los tratamientos. Y tras cuatro años de muchos intentos, cuando estaban por abandonar la búsqueda, llegó el embarazo. Y nació Marina, que hoy tiene 7 años.