"En lo que sí existe una diferencia es en el sexo pues se calcula que las mujeres en general, y la que tienen entre 30 y 50 años en particular son las más afectadas. El problema particular que tenemos en nuestro país es que aproximadamente la mitad de las personas que sufren esta patología no consultan, y por ende no reciben ningún tipo de tratamiento", agregó el especialista durante la más reciente Jornada de Periodismo Científico organizada por la Universidad Católica Argentina (UCA) y el laboratorio Bristol-Myers Squibb (BMS).
La AR es una enfermedad que afecta las articulaciones -sobre todo las de las manos, las rodillas, las muñecas y los codos- provocando no sólo dolor sino también deformaciones (cuando los cuadros evolucionan sin que la paciente reciba tratamiento), y un alto grado de discapacidad que se traduce en pérdida de días de trabajo, así como también en la imposibilidad de desarrollar tareas cotidianas.
"Cuando comienza a percibirse cierto grado de inflamación en las pequeñas articulaciones, que dura entre 15 o 20 días y a la cual se suma la rigidez matinal, es hora de realizar la consulta pues los primeros tiempos -lo que se denomina ventana terapéutica- son vitales. Ocurre que de acuerdo con las investigaciones, inclusive antes que comiencen las manifestaciones físicas, es posible que a nivel orgánico la persona ya esté sufriendo desajustes", expuso Velasco Zamora.
Una vez realizada la consulta y obtenido el diagnóstico, algo que a veces puede llegar a tardar, tal como comentaron en base a su propia experiencia las señoras Argentina Grippaldi y Silvia Baigorria, presidenta y vicepresidenta de la Ayuda Mutua para Pacientes con Artritis Reumatoidea (AMAR), debe ponerse en marcha el tratamiento que incluye la realización de ejercicios de rehabilitación, de actividad física adaptada a las posibilidades de cada paciente (por ejemplo yoga especial), así como también actividades recreativas o manuales; además de la administración de diversos medicamentos.
Respecto al primer aspecto, la señora Grippaldi refirió: "La movilidad es fundamental. Hay que adaptar las actividades a las posibilidades de cada una pero lo fundamental es no quedarse quietas".
En cuanto a los fármacos, si bien a lo largo de los años se han ido desarrollando diferentes opciones -en la actualidad la primera línea de tratamiento es el metotrexato-, hasta llegar a lo más novedoso en la actualidad: los medicamentos biológicos que atacan al target, el origen de las alteraciones producidas en las articulaciones, pero que además ayudan a frenar el daño articular y quizás en un futuro a favorecer la remisión.
"Lo positivo de los medicamentos biológicos es que pueden indicarse para cada paciente en particular, adaptándose a las posibilidades de cada una. En la actualidad se utilizan en el 30 por ciento de las pacientes -que son las que no obtienen los resultados deseados con la primera línea- pero se estima que en unos años estarán disponibles para el 100 por ciento de las personas afectadas por la AR", concluyó el doctor Velasco Zamora.
Fuente: Pro Salud News