El 8 de julio pasado un chico de 15 años murió por inhalar pegamento mientras estaba con un grupo de amigos en el barrio Ludueña. Un mes y seis días antes, falleció un joven de 19 años de zona sur, luego de sufrir una descomposición por aspirar tolueno. A la lista se le podrían sumar los cuatro chicos muertos en 2007 por la misma causa, además de los casos de chicos que deben ser asistidos por intoxicación.

A fines del año pasado, se aprobó una ley que restringe la venta de pegamento en ferreterías y pinturerías y controla su comercialización. Sin embargo, el pegamento sigue siendo la sustancia de inicio de consumo para los más chicos y la fragmentación de la sustancia, el verdadero problema, continúa sin ser atacado a fondo.

Verónica Rodríguez y Carina Cappeletti son coordinadoras del Programa de Prevención de Adicciones del Distrito Sur por la secretarías de Salud y de Promoción Social muncipales respectivamente. Desde esta iniciativa buscan acercarse a los adolescentes para trabajar en la problemática de las adicciones.

En diálogo con Rosario3.com, Cappeletti indicó: “Los chicos tienen mayor accesibilidad a las sustancias más dañinas como por ejemplo, el pegamento y la nafta. Hay circuitos de venas de pastillas que es mucho más groso de lo que nos imaginamos. Es mucho más accesible el poxirán y la nafta, se consiguen en la ferretería y en la estación de servicio”.

Sin embargo, destacó que “los mayores centros de venta están en las casas de familia donde venden el poxiran a cucharadas, ya ni siquiera en la lata, ahora compran sólo la bolsita”.

Consultada al respecto, la diputada nacional Verónica Benas, autora de la ley, también apuntó contra la “fragmentación” del pegamento que escapa a los controles impuestos desde la normativa. Para la legisladora, sin embargo, “en Rosario hay menos chicos con bolsitas y no se vende ya tanto en negocios no afines”.