Virginia Giacosa

La educación prohibida, el primer documental argentino financiado y distribuido exclusivamente por internet, genera furor pero también profundas críticas en la red. De un lado están los fanáticos de este alegato a favor de la educación libre, del otro los maestros que ven en esta producción una innecesaria denuncia de la educación pública.

Aunque los realizadores advierten al comienzo del filme que "no se trata de un proceso concluido y absoluto", una alumna formada en la escuela de Olga Cossettini, un maestro de Amsafé y una profesora de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Rosario opinan sobre el audiovisual que despertó polémica.

El largometraje pone en debate la educación pero también la industria del cine convencional y los derechos de autor ya que se distribuye bajo la licencia “creative commons” y habilita su copia y distribución gratuita e inclusive deja abierta la puerta a su modificación.

En La educación prohibida las voces de educadores, pedagogos, padres y psicólogos que se levantaron contra un sistema educativo vigente desde hace más de 200 años se encadenan en un relato documental que tiene cierta parte de ficción. Hay una serie de dramatizaciones de docentes y alumnos en diferentes escenas de la vida aúlica que, para los críticos, lleva a extremos de exageración la figura del docente. "Yo soy el adulto, yo soy el que les va a dar esta información, ustedes son los niños, a callar y obedecer”, son algunos de los mensajes que se repoducen y que por cierto, generaron enojo.