La importancia concedida a la alfabetización científica ha sido también puesta de manifiesto en gran número de investigaciones, publicaciones, congresos y encuentros.
Esa alfabetización científica se ha convertido, en opinión de los expertos, en una exigencia urgente y en un factor esencial de desarrollo a corto plazo. Así, no es extraño, que se haya llegado a establecer una analogía entre la alfabetización básica iniciada el siglo pasado y el actual movimiento de alfabetización científica y tecnológica.
De acuerdo a la UNESCO y el Consejo Internacional para la Ciencia, “para que un país esté en condiciones de atender a las necesidades fundamentales de su población, la enseñanza de las ciencias y de la tecnología es un imperativo estratégico. Como parte de esa educación científica y tecnológica, los estudiantes deberían aprender a resolver problemas concretos y a atender a las necesidades de la sociedad, utilizando sus competencias y conocimientos científicos y tecnológicos”. Y se añade: “Hoy más que nunca es necesario fomentar y difundir la alfabetización científica en todas las culturas y en todos los sectores de la sociedad a fin de mejorar la participación de los ciudadanos en la adopción de decisiones relativas a las aplicaciones de los nuevos conocimientos”.
Por otra parte, el impulso dado a la alfabetización científica confluye con el que viene promoviendo una mayor atención a las relaciones ciencia-tecnología-sociedad como una de las dimensiones básicas de la educación científica. Todo parece indicar que la educación científica se ha entendido como “educación científica y tecnológica”. Sin embargo, en los últimos años ha comenzado a verse la necesidad de incluir la tecnología, específica y explícitamente, como parte de la educación general.
Ello afectaría incluso a quienes vienen reclamando la incorporación de las llamadas relaciones ciencia-tecnología-sociedad, por lo que el enfoque dado a dichas relaciones podría estar empañado por una visión utilitarista del papel de la tecnología, que podría influir negativamente en la orientación dada a toda la educación científica. Esto a veces lleva a suponer que las relaciones entre ciencia y tecnología son concebidas como algo obvio que no precisa mayor atención, lo que trae aparejada una falta de reflexión acerca de la naturaleza y el papel de la tecnología que afectaría, incluso, a los propios educadores.