La recompensa funciona mejor que el castigo para el logro de la cooperación humana según un estudio de las Universidades de Harvard y de Estocolmo. Según el autor principal del artículo, David G. Rand, los seres humanos están implicados en juegos de bien público, tanto a pequeña como o gran escala. El cambio climático es un juego de este tipo de gran tamaño: si cada persona hace lo que debe y reduce sus emisiones de dióxido de carbono se beneficiará todo el planeta.