Será difícil encontrar entre tantos escritos sobre la última Feria del libro, el espacio que le correspondería al emblemático poeta español: Marcos Ana, que escribió para los jóvenes: “Decidme como es un árbol”. El lugar está ocupado por escritores como Cielo Latini, la joven anoréxica (descubierta por Rolling Stone), a la que le trans-formaron, los contenidos de su blog en libro ultrapromovido…
La vuelta del poeta Marcos Ana
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Estamos tan mal, tan “amentes”, que ni aprendimos que los seres humanos transitan etapas de maduración, desde el estado de inconciencia fetal y alucinación, a la toma de conciencia de la realidad y la “cordura”. Los colonizadores del cerebro de quienes están creciendo, bloquean ideas y venden comportamientos que nos acercan a los abismos de la confusión y el desentendimiento.
Me duele la indiferencia ante la llegada de quien supo hacer poemas con su dolor. Entonces invento un reencuentro que rebobine el tiempo y llamo por teléfono a Gladys, la fiel cuidadora de Ernesto Sabato. Le pido que le cuente..., ¡que vino Marcos Ana!, que le relea alguno de sus poemas, quizás su memoria retrógrada, le resucite sensaciones y re-accione. Estarán tan cerca, que siento pena si nadie logra unirlos, como los dibuja mi huella cerebral, entre sus discursos y palabras capaces de acariciar la inmortalidad…
Marcos Ana, canta a la paz y la libertad, es el pseudónimo de Fernando Macarro Castillo. En la actualidad piensa que “se necesitan varias generaciones para que algo cambie. Vivimos en un mundo salvaje y cruel y hay que creer que otra sociedad es posible…”
Marcos Ana nació en 1920, en Alcalá de Henares, “territorio” de Cervantes. A los 16 años, se inscribió como voluntario en el Ejército Republicano, pero sus padres lo sacaron. A los 18 se alistó nuevamente y lo apresaron llevándolo al campo de concentración de Albatera. De allí logró huir, pero al mes lo volvieron a detener y fue terriblemente torturado. En noviembre de 1941, un proceso lo sentenció con la pena de muerte, pero por ser “menor”, le dieron cadena perpetua y permaneció en la cárcel 22 años. Sublimó su pena y dolor, escribiendo poemas. Un pediatra, Florencio Escardó, presidió La Organización para la Amnistía General en España y Portugal y publicaron los poemas de la Prisión: “Te llamo desde un muro”, en enero de 1961, con el que lograron su liberación, ese mismo año.
Desde la prisión escribió: Mi corazón es patio
a María Teresa León
La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño
Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.
Pero el mundo es un patio.
(Un patio donde giran
los hombres sin espacio)
A veces, cuando subo a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
Y entonces, digo: “El mundo
es algo más que el patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando”
Y oigo colinas libres,
voces entre los álamos,
la charla azul del río
que ciñe mi cadalso.
“Es la vida” me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros,
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho…
Pero es soñar despierto.
(Mi reja es el costado
de un sueño
que da al campo)
Amanezco, y ya todo
-fuera del sueño- es patio:
Un patio donde giran
los hombres sin espacio.
¡ Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!
Yo ya creo que todo
-fuera del sueño- es patio.
(Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos)
……………………….
Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo
-hasta en el sueño- es patio
Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un PATIO
(UN PATIO DONDE GIRAN
LOS HOMBRES SIN DESCANSO)