El primer corazón totalmente artificial fabricado con materiales orgánicos que evitan la coagulación de la sangre y que regula los fluidos de forma automática fue presentado este lunes por un equipo de investigadores franceses, que esperan proceder al primer trasplante dentro de dos años.
"Este órgano responderá a las necesidades de pacientes que sufren de un infarto masivo o que no tienen acceso a un corazón humano y les permitirá tener una vida normal", aseguró el profesor Alain Carpentier, médico del hospital Georges Pompidou de París y director del proyecto.
El corazón artificial ha superado ya los ensayos clínicos en animales, esencialmente en vacas, y en bancos de ensayo artificiales, por lo que sus responsables consideran que hay que pasar a la fase industrial para poder probarlo en humanos.
"Eso llevará unos dos años, contando todo el proceso técnico y la burocracia", aseguró a Efe el profesor Philippe Pouletty, que también ha participado en el proyecto.
El nuevo corazón resuelve los dos principales problemas a los que hasta ahora se habían enfrentado las prótesis cardiacas artificiales.
Al contacto con materiales artificiales, la sangre crea coágulos de sangre que multiplican los riesgos de accidentes cardiovasculares.
"Los materiales biológicos utilizados en este corazón son hemo-compatibles, lo que limita los riesgos de coagulación", señaló Carpentier.
Poluetty precisó que el material orgánico utilizado es de origen animal, similar al empleado habitualmente para fabricar válvulas cardiacas.
Por otro lado, los antecesores de la prótesis no regulaban de forma automática la actividad cardiaca, sujeta a cambios en función de la actividad del portador.
El nuevo corazón está dotado de captores electrónicos y de un complejo sistema electromecánico que detecta la posición en la que se encuentra el paciente, de pie, sentado o tumbado, además de la presión venosa y arterial ligada a su actividad, por lo que adapta la frecuencia cardiaca y el fluido a las diferentes situaciones.
Para llegar a este instrumento que va a "alargar la vida a millones de pacientes", un equipo de investigadores franceses ha precisado de 15 años de estudios y una inversión de 55 millones de euros, financiados en parte con dinero público.
Fuente: EFE.