Los cuatro estudios, llevados a cabo con ratones, abren la puerta a la posibilidad de tratar la enfermedad metabólica con tratamientos dirigidos a actuar sobre las células defensivas del organismo. Sin embargo, los investigadores son aún cautos sobre la posible aplicación de sus resultados en humanos.
Aunque hasta ahora la inmunoterapia ha sido crucial en el terreno de la diabetes tipo 1 (que supone el 10% de los casos y es, al fin y al cabo, una enfermedad autoinmune), éste es un terreno poco explorado en el caso de la diabetes vinculada a la obesidad, como reconoce desde el Hospital Vall d´Hebron el doctor Rafael Simó.
"Si hasta ahora se pensaba que la diabetes tipo 2 era un trastorno estrictamente metabólico, estos trabajos demuestran la participación del sistema inmune", señala por su parte Laura Herrero, bióloga de la Universidad de Barcelona y firmante en una de las investigaciones, dirigida por los catedráticos de la Universidad de Harvard Diane Mathis y Steven E. Shoelson.
En otro de los estudios, encabezados por Guo-Ping Shi, bioquímico en la Universidad de Harvard y el Brigham and Women´s Hospital de Boston (ambos en EEUU), se emplearon dos medicamentos antialérgicos (el ketotifeno de fumarato que se usa para la conjuntivitis alérgica, y el cromoglicato sódico que emplean algunos pacientes con dificultades respiratorias) para tratar durante dos meses a un grupo de roedores que sufrían diabetes y obesidad.
En trabajos anteriores, Shi ya había observado que estos dos fármacos son capaces de regular la acción de los mastocitos, un tipo de células que participa en las reacciones inmunológicas e inflamatorias del organismo. En condiciones normales, los mastocitos facilitan la curación de tejidos; sin embargo, en algunas situaciones (y la diabetes podría ser una de ellas), los mastocitos sobreactúan, "y se convierten en algo parecido a una bolsa de basura agujereada que deja gotear ´basura molecular´ hacia los tejidos", como explica el equipo en una nota de prensa.
De hecho, Shi y su compañero Jian Liu, sabían que los niveles de mastocitos son más abundantes en el tejido graso de ratones e individuos obesos; por lo que se preguntaron si estos medicamentos también tendrían algún tipo de acción a este nivel. Para ello compararon durante dos meses la evolución de un grupo de roedores: algunos de ellos sometidos a una dieta normal, otros combinando dieta sana y la medicación o bien, únicamente, administrándoles alimentos bajos en grasa y azúcares.
Aunque la dieta cumplió su función de mejorar el control metabólico, fue con los antialérgicos como se observó una recuperación prácticamente del 100% en todos los parámetros relacionados con la obesidad y la diabetes.
Para confirmar esta observación, probaron a engordar con una dieta rica en grasa y azúcar a un grupo de animales genéticamente modificados para que no pudiesen fabricar mastocitos. Después de tres meses, los animales no se habían vuelto obesos ni desarrollaron diabetes.
Fuente: El Mundo – España