Ciro Seisas

Es cierto que los cordobeses tienen más chispa. O menos códigos del tipo "entre bueyes no hay cornadas". Según cómo se lo quiera mirar. En Córdoba capital, el presidente del Concejo Deliberante, Marcelo Cossar, descontó el 10% en las dietas de los ediles de la oposición que faltaron a la sesión del 4 de febrero pasado, en la que se tenía que aprobar el aumento del boleto urbano.

El funcionario municipal cordobés contó que esto también se aplicó a las ausencias de la semana siguiente, porque siguieron faltando. Al edil que lo hizo se le descontó el 20% de la dieta. "Es una cuestión administrativa. Cuando no asiste a una sesión o comisión, sin justificar por escrito (puede ser antes o hasta 72 horas después) corresponde el descuento", graficó, en diálogo con A Diario, por Radio Dos.

Esto nos plantea dos incómodas preguntas: ¿cuánto gana un concejal allá?, para saber así qué impacto puede tener ese descuento.  Y la otra: esta medida que suena ejemplar, ¿está a la vanguardia?

Para correrlo por izquierda, sus colegas del Concejo cordobés podrán decir que Cossar es un demagogo. La certeza es que el legislador, que es elegido por esos seres humanos que llamamos votantes, tiene un compromiso ético que debería superar la disciplina partidaria o la estratagema política.