El temporal que sufre el sur de China desde principios de este mes ha ocasionado la muerte de 63 personas y afecta a más de 17 millones de habitantes en todo el sur de China, incluida la devastada provincia de Sichuan, donde han muerto y desaparecido cerca de 90.000 personas por el seísmo.
Según informa hoy la agencia oficial Xinhua, las torrenciales lluvias en la prefectura tibetana de Aba, epicentro del terremoto, obligaron a evacuar anoche a los últimos 72.000 residentes en peligro que vienen a sumarse a los realojados desde el pasado domingo.
Dentro del masivo plan de evacuación se incluye la instalación de 34.000 tiendas de campaña y la construcción de 2.458 viviendas provisionales, según las autoridades locales.
Una de las principales amenazas con la llegada de las lluvias era el desbordamiento de 34 lagos formados por el terremoto en esta zona montañosa al pie de los Himalaya, un riesgo que amenazaba a millones de personas, ya desactivado por ingenieros y efectivos del Ejército.
Veintisiete del total de 34 lagos formados en los cauces de los ríos por aludes de rocas y escombros no suponen ya un peligro, señaló el departamento de recursos del Agua de la provincia de Sichuan.
Aún así, la Federación Internacional de la Cruz Roja en Pekín advirtió ayer de que la llegada de las lluvias a Sichuan supone un enorme obstáculo para la entrega de la ayuda humanitaria y para la reconstrucción de la zona, objetivos prioritarios en estos momentos.
Cientos de miles de personas apartan escombros y participan en labores humanitarias y de reconstrucción en Sichuan desde hace un mes.
El agotamiento causó ayer la muerte de un efectivo de 26 años del Ejército que murió, según fuentes militares, "por una masiva pérdida de sangre en los pulmones provocada por exceso de trabajo".
Al mismo tiempo, las réplicas tras el fuerte seísmo de magnitud 8 no dejan de sucederse, las dos últimas ayer, de magnitud 5 y 5,4, respectivamente, que pudieron sentirse en el famoso ferrocarril Qinghai-Tíbet, el que transcurre a mayor altitud del mundo.
Las últimas cifras del sismo indican que cercan de 70.000 personas murieron, otras 17.415 continúan desaparecidas y 374.000 resultaron heridas por el terremoto del 12 de mayo, mientras que las pérdidas económicas se cifran en 73.000 millones de dólares (47.095 millones de euros).
Cuando China no se ha recuperado de esta catástrofe en su año olímpico, los muertos por las lluvias en la provincia más afectada, Cantón, ascienden a 23, lo que eleva el saldo nacional a 63 muertos, con 13 desaparecidos y 1,66 millones de evacuados en todo el país, según el Ministerio de Asuntos Civiles.
En la vecina región de Guangxi Zhuang, ocho niños murieron el lunes por inundaciones causadas por lluvias torrenciales cuya fuerza forzó el desplome del muro del comedor escolar.
Se trata de uno de los 67.000 edificios arrasados por las lluvias en todo el país, con 1,02 millones de hectáreas de cultivos afectadas y pérdidas valoradas en 2.100 millones de dólares (1.355 millones de euros).
Las provincias afectadas son las orientales de Zhejiang, Anhui y Jianxi; las centrales de Hubei y Hunan, y las meridionales de Cantón, Guizhou, Yunnan y Guangxi Zhuang.