A pesar de que ayer 300.000 personas en Río de Janeiro protagonizaron una protesta que dejó 62 heridos, 10 detenidos y rastros de destrucción en el centro de la ciudad, la FIFA aseguró hoy que sigue en pie la Copa de Confederaciones. En tanto, la presidenta Dilma Rouseff se reunía con su gabinete para evaluar los hechos.