El pitazo final de Héctor Baldassi, en el Gigante de Arroyito, había desatado la gran algarabía del pueblo leproso, de la que no estuvo exento ni el mismísimo Caruso Lombardi. Pero en vísperas del choque con Argentinos, mucho más analítico y racional, el entrenador interpeló a sus jugadores para que no se genere un clima de rélax y conformismo.