En el programa Los Notables, el intendente de Rosario buscó, por unos minutos, responder como Miguel Lifschitz. Eligió como cortina un tema de Fito Paéz porque lo relaciona con su juventud y en primer término habló de su ocupación: “Es una actividad ingrata porque requiere de mucho compromiso personal, no tengo domingos ni feriados. Uno relega las relaciones personales, a los hijos, a los amigos pero lo que uno sacrifica por un lado lo gana por otro” y especificó: “Ser intendente me hizo hacerme de más amigos y tengo el respeto y la consideración de la gente que aunque a veces se queja no deja de tratarme con respeto y afecto”.

El primer amor de Miguel Lifschitz, según relató, fue a los 17 años: “Yo iba al Politécnico cuando no había chicas y ella iba al Normal 3. La conocí en los bailes”. El amor ha sido muy importante en su vida: “Todos lo necesitamos, es un insumo fundamental para la vida” y dejó deslizar un "por supuesto” cuando se le preguntó sobre si lo había encontrado.

Luego, contó su experiencia como padre, los recuerdos de los nacimientos de sus cuatro hijos y aseguró que tiene muchos defectos como padre que espera “que la bondad de mis hijos” sepan disculpar.

La soledad. Lifschitz señaló que “siempre estoy rodeado de gente pero mucha veces me siento solo, sobre todo cuando uno tiene que tomar decisiones, tengo excelentes colaboradores pero el hombre que gobierna carga en su espalda las decisiones para bien o para mal, es una responsabilidad muy fuerte”, describió y añadió: “La soledad del poder es totalmente real”.

El intendente asumió su costado sensible y, a pesar de que no llora por angustia, dijo que muchas veces se le cae una lágrima por la emoción: “Sufro de impacto emocional pero pocas veces lloro ante las dificultades”.
Los miedos fueron también parte de la charla. “Todos tenemos miedo salvo un irresponsable o un inconsciente pero se trata de manejarlo y que no nos domine. Eso yo he podido hacerlo, nunca he pasado situaciones que me han superado”, aseguró con confianza.