Virginia Giacosa

Lila Downs abrió en Rosario una serie de presentaciones que continúan en Córdoba y culminan en Buenos Aires. Con un teatro El Círculo casi lleno, la cantante nacida en Oaxaca –hija de una artista mixteca y un profesor de arte americano– imprimió en la ciudad el color mestizo de su voz y los sonidos más antiguos de su tierra.

Como siempre subió al escenario con su cabellera larguísima y negra y un vestido que mezclaba lo tradicional con lo urbano. Largo, con flores bordadas, texturas y combinado con una espalda seductoramente al descubierto.

La fiesta comenzó con "Mezcalito", uno de los temas de su último disco "Pecados y Milagros" la travesía creativa que la trajo de visita al cono sur. Luego del primer tema recordó que estaba en tierra del Che Guevara –que por estos días cumpliría un nuevo aniversario– y antes de tomar un trago de la botellita de agua mineral arrojó el primer sorbo a la tierra, en una sutil ofrenda a la Pachamama.

"Para que haya milagro, tiene que haber pecado", contó que le dijo un padre jesuíta y entonces a partir de ahí purgó la culpa por hablar de temas pecaminosos en su último material.