Hay que decirlo: las mujeres de dos y cuatro décadas convivían perfectamente en esa cola, donde los hombres eran bien pocos. “Me gusta como canta, lo que canta y también como hombre”, decía la joven Sabrina. Unos metros más allá algo parecido decían tres quinceañeras que salieron alas 4 de la mañana de Fighiera y estaban ya dando la vuelta, por Mitre. Y también Cecilia, una mujer de unos 50 años, que decía que “las letras, eso es lo que conmueve de Arjona”.
Estaba previsto que las boleterías se abrieran a las 10. Los precios, por cierto, no eran módicos: de 50 a 350 pesos.
Las chicas de 15, 20, 30, 40, 50 estaban dispuestas a cualquier gasto ante la posibilidad de ver en vivo y en directo al músico que no siempre habla bien de la reputación de las mujeres.