En un mundo en que el empleo puede emigrar hacia el exterior, tareas diversas se pueden automatizar y el ritmo frenético de la tecnología convierte en obsoleta incluso la innovación del año anterior, los estudiantes de hoy en día tendrán que aprender cómo pensar de forma diferente que sus padres para sobrevivir y prosperar.
La anterior generación, los estudiantes seguían la siguiente fórmula: “sacar buenas notas, ir a la facultad y utilizar la educación recibida para conseguir un buen empleo. A quién tenía buenas aptitudes para el lenguaje se le aconsejaba hacer derecho; los que eran buenos en matemáticas o en ciencias se les incentivaba a hacer ingeniería o medicina.
“Ésas fueron las instrucciones que yo recibí. Ésas son las reglas que se transmitieron a los niños de clase media de las economías avanzadas”, observó Pink. “Así era cómo funcionaba el mundo. Nuestro sistema educativo había sido pensado de esa forma. Se estructuró para producir capacidades de ese tipo, generadoras de habilidades propias de abogados, ingenieros y contables. En mi opinión, esas habilidades continúan siendo importantes hoy en día, sin embargo en menor grado. Hay un conjunto diferente de habilidades más importantes actualmente”, sostiene el experto Daniel Pink.
Para hacer frente a los desafíos de hoy en día, dijo Pink, lo que cuenta no es sólo lo que aprendemos, sino también cómo aprendemos. “Antiguamente, las habilidades consideradas más importantes para cualquier profesión de cuello blanco estaban asociadas, por norma, al hemisferio izquierdo responsable de las habilidades lógicas, lineales, secuenciales, analíticas —para ser insertadas en una hoja de cálculo, y que buscaban la respuesta correcta pura y simplemente”, advirtió Pink.
Esas habilidades continúan siendo necesarias, “pero ya no son suficientes”; así las cosas, las habilidades que más importan en la economía actual están asociadas a la “capacidad artística, a la empatía, a la inventiva y al pensamiento de amplio enfoque”.
El valor agregado de los recursos humanos sigue siendo la creatividad. El tipo de trabajo más subcontratado tiene como característica la rutina, dijo Pink. “La rutina es una sentencia de muerte sobre las economías del mundo actual”, dijo el autor. “Todo trabajo rutinario está desapareciendo de Estados Unidos y de todas las economías avanzadas”.
Pink clasificó como rutina cualquier “trabajo que pueda ser reducido a un guión, a una hoja de cálculo o fórmula, a una serie de pasos con respuestas específicas. Si pudiéramos anotar los pasos, y si ellos tuvieran respuestas específicas, se trata de un tipo de trabajo sin valor. Ese tipo de trabajo emigra hacia donde pueda ser realizado de la forma más barata”.
“El siglo pasado, las máquinas suplieron la función de nuestras espalda y de nuestros músculos. El siglo actual, el software está sustituyendo al cerebro”, definió. Pero continúa existiendo una laguna entre lo que es necesario en el mundo laboral y lo que se enseña en las escuelas. En un estudio que comparó las actitudes de los directores de escuelas de negocios y los empresarios, por ejemplo, los directores definieron la creatividad como algo asociado a la resolución “de problemas”, mientras que los potenciales empleadores la definieron como “identificación de problemas”.
“Se trata de un desfase”, sostuvo Pink. Y agrego: “es posible que las escuelas tengan que desarrollar nuevos criterios de medición y metodologías que lleven al aula un volumen mayor de aprendizaje específico del lado derecho del cerebro. Las profesiones que potencian el lado izquierdo también pueden beneficiarse de la introducción de un mayor volumen de capacidades del lado derecho del cerebro. La Escuela de Medicina de Jefferson, en Filadelfia, por ejemplo, ha desarrollado un índice que mide la capacidad del médico de transmitir empatía al paciente. El índice mostró que mientras más empatía transmite el médico, mejor es el resultado del tratamiento utilizado”.
Fuente: Wharton School