Adiós 2006, hola 2007. Cada país, cada cultura, cada religión lo dice a su manera. Pero lo dice. No debe haber fiesta más global que la del año nuevo.

En cada rincón del mapa la gente se reunió o se reúne –segón dónde y cuándo usted lea esto– para desear que lo mejor esté por venir.

En Sydney, centenares de miles de personas disfrutaron un espectáculo de juegos pirotécnicos en el puerto, mientras que en Japón una multitud escalaba el Monte Fuji para recibir la primera alborada del 2007.

Pero los primeros en festejar, a las 8 (hora de Argentina), fueron los habitantes Chapman, un grupo de islas ubicadas al este de ese país que tiene cerca de mil habitantes y luego los de Auckland, la principal ciudad de Nueva Zelanda.

A las 9, también arrancaron los festejos en la península de Kamchatka, en el este de Rusia, en la isla de Fiji y en Funafuti, la capital de Tuvalu, un pequeño país con menos de 5 mil habitantes.