Lic. Ricardo Pablo Salvador

Todavía no sé cómo llegué a los genpets si lo que buscaba eran videos sobre la conducción del calor (sí, en verano y sin aire acondicionado). Pero fue realmente fascinante ese descubrimiento de unas mascotas logradas por ingeniería genética cuya página web muestra en una especie de estado de hibernación esperando que sus futuros dueños los compren: entonces despertarán, lo reconocerán como su dueño, no despedirán olores propios de otras mascotas, y entre otras más bondades tendrán el carácter que éste elija.

Mi admiración ante semejante logro de la tecnología genética es tal que, curiosidad mediante, me lanzo a buscar más información sobres estas maravillas vivientes que desafían la razón y nos dicen que un ser vivo no necesariamente es fruto de la naturaleza... hasta que mi ilusión se troca en desconcierto y alivio al descubrir que se trata de una genial  obra del artista canadiense Adam Brandejs, como protesta contra el rumbo de la ingeniería genética. Ingeniosa ilusión lograda con el formidable poder de convicción que otorgan un formato publicitario y estar publicado en Internet. Fantástico.

A continuación me encuentro en foros y blogs con una galaxia infinita de versiones, suposiciones, ataques a la herejía de la pretensión de jugar con la vida, defensas de una ciencia y tecnología libres y éticamente neutras, hasta insultos y especulaciones sobre si es un experimento para insensibilizar a la opinión pública frente a la manipulación genética (todo lo contrario a la idea del artista). Fue abrumadora la cantidad de opiniones e información, y casi un shock el ejercicio de ordenar y sacar conclusiones más allá de verificar por varios medios confiables que se trataba de una obra de arte. El balance de la experiencia fue que terminé habiendo examinado unos cuantos sitios web, dentro de mi cráneo había unos cinco grados más que antes de conocer a las dulces mascotitas que no son tales, y los ejemplos para mi trabajo sobre la conducción del calor debieron esperar un rato. Mi curiosidad se lamentó que los genpets  fueran sólo un montaje, pero gané en una gimnasia muy saludable que no siempre hacemos para cultivar y formar nuestra opinión.

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  En estos días donde la crisis global viene a ser el gran mal del incipiente siglo, el chivo expiatorio ideal de innumerables y variados problemas, y la información es abundante, contradictoria, usada y abusada según convenga, esta crisis global puede ser como los genpets, que  se muestran como una cosa, y cuando uno indaga un poco encuentra que son realmente otra (u otras). Y puede servir, aguijoneados por conocer sus funestas consecuencias o por la causa por la que esta crisis no nos va a tocar (o por la que sí lo va a hacer) como ejercicio para formar opinión, indagar, preguntarnos, inundarnos con un aluvión de información y terminar, si no con la verdad sobre el caso, con más recursos con que hacerle frente, que no es poco.

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  Una faceta de la educación es la que consiste en desocultar, mostrar lo profundo que sustenta las apariencias, y hacer libres a los que educamos dándoles cañas para que aprendan a pescar en lo profundo y no se contenten con el regalo engañoso del “pescado” de las apariencias.

Y en medio de esta crisis global, sería bueno preguntarnos qué haremos los docentes (desde el maestro al universitario) para enseñar a nuestros alumnos y no sólo a ellos a pescar en el interior profundo de la realidad que nos rodea y de esta crisis que muchos prometen extensa y dolorosa, y darles la oportunidad de librarse del pescado regalado disfrazado de información vertiginosa, efímera y tantas veces interesada.

Qué haremos los adultos de este momento para honrar nuestra condición, y a pesar de todas las adversidades, superar las miopías de mirar a corto plazo y renovar las utopías y los ideales que nos animaron cuando éramos como los que ahora son confiados por la vida y la sociedad a nuestra responsabilidad.