“Comediantes y mártires”, el nuevo ensayo de Juan José Sebreli que obtuviera el premio Casamérica en 2008, ya agotó diez mil ejemplares. En el texto el sociólogo cuestiona la adhesión incondicional que provocan personalidades como Carlos Gardel, Eva Perón, el Che Guevara y Diego Maradona, y analiza la mitificación que la sociedad hace de ellos.
El autor destaca que “el mito es algo necesario, es una etapa ineludible en la historia de la humanidad, de los pueblos primitivos. Antes de la aparición de las religiones tradicionales o del pensamiento racional, el mito es una etapa necesaria”. Y agrega: “el mito es totalmente negativo cuando se lo quiere insertar en la vida cotidiana del hombre adulto en las sociedades modernas, y cuando se lo utiliza política y económicamente”.
Luego de advertir que se trata de “un fenómeno psico-social bastante estudiado”, el autor señala que “en general, la gente que necesita más de los ídolos es gente insatisfecha. Y como estos ídolos que siempre han tenido sufrimientos en su vida terminan siendo alguien como nosotros pero con un éxito que nosotros no hemos logrado”.
Los casos de Evita, de Maradona y de Gardel, serían “paradigmáticos”, define Sebreli. En cambio, “el Che sería un caso bastante más raro, porque era una familia de cierta aristocracia muy venida a menos. En el caso del Che también está el tema del asma. Siempre hay un cuerpo castigado, siempre hay una carencia de la que se parte”.
Al despojarse de la interacción que los mitos tienen con la sociedad, cada personaje se distingue por “la voluntad inquebrantable, incluso en contra de su propio cuerpo y de su físico. El caso del Che con el asma, el caso de Evita con el cáncer, el caso de Maradona con sus enfermedades que casi lo llevaron a la muerte”.
La mitificación excede a los sectores populares porque, advierte Sebreli, “concretamente, en el caso de Maradona, las clases altas también lo glorifican”. Y concluye: “hoy queda mal que a uno no le guste el fútbol aún en las clases altas, incluso intelectualizadas. Una de las características de este tiempo es que los mitos atraviesan todas las clases sociales. Aún Evita, con su trasvasamiento al mundo del espectáculo consiguió que su look fuera una moda en París y en todas partes”.
Fuente: Ñ