El año 2006 se ha erigido en el cuarto año consecutivo con tasas de crecimiento muy significativas para nuestro país, de la mano de un contexto internacional harto favorable caracterizado por elevados precios de los commodities de exportación y abundante liquidez, que en gran medida se direcciona a mercados emergentes.
De hecho, el año pasado nuestro país ha evidenciado una expansión de la actividad del orden del 8.5%, que si bien ha sido inferior a los registros del trienio 2003-2005 (9% como mínimo), denota que Argentina se encuentra en plena fase alcista con la consiguiente recuperación en el grueso de los principales indicadores macroeconómicos.
A continuación se indaga acerca de la composición del crecimiento del año 2006, con el objeto de identificar los determinantes que han influenciado para tal logro así como también para conocer si ha habido cambios respecto a los drivers que motorizaron la expansión desde el abandono de la paridad cambiaria.
Tabla Nº1- Descomposición del crecimiento en el año 2006
2006
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Var anual (%)
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Contr. Crec econ
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% PBI
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Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC.
Al igual que en los años precedentes, y como resultado de una política cambiaria pro-industrial cimentada en un tipo de cambio elevado, el sector productor de bienes ha presentado un ritmo de expansión superior al observado en los sectores productores de servicios (8.8% contra 8%). No obstante, cabe aclarar que la brecha de crecimiento se ha achicado nuevamente como ha ocurrido en los últimos años, lo que sugiere que el sector servicios sigue recomponiendo márgenes a través de una suba de precios mayor a la vislumbrada en los rubros relacionados a la producción de bienes[1].
En lo concerniente a la producción de bienes, Pesca es el sector que ha exhibido la mejor performance el año último con un salto en su nivel de actividad superior al 60%, aunque éste cuenta con una ínfima participación en el PBI (0.1%) y su contribución al crecimiento económica no llegó al 1%.
Por su parte, Construcción nuevamente se ha transformado en uno de los rubros más dinámicos en nuestro país, de la mano de una incesante revalorización de las propiedades en todas las regiones. Su tasa de crecimiento ha trepado al 18.6% (se ha desacelerado respecto al trienio 2003-2005 aunque todavía es considerable), su contribución en forma directa a la expansión de la economía es cercana al 13% y su participación en el PBI excede el 6%.
En lo relativo a la industria, se observa que su expansión ha sido levemente inferior al 9% lo que ha permitido mejorar el registro del año 2005 cuando creció un 7.5%. En cuanto a la contribución para el crecimiento económico, Industria ha explicado más del 17% en 2006, superando el aporte del año 2005 aunque por debajo de lo vislumbrado en el bienio 2003-2004 cuando en ambos casos superó el 20%. Su participación en el PBI ha permanecido inalterada respecto a los años anteriores, situándose en el 16.6%
Por otro lado, en lo que atañe a servicios, Intermediación Financiera ha sido el gran ganador en el año 2006, con una suba del 22% en su nivel de actividad. De esta manera, este rubro repite lo observado en el año 2005 cuando lideró la suba dentro de servicios, aunque en aquel año su ritmo de expansión trepó al 17.5% dejando atrás varios años de caída ininterrumpida. Este rubro durante el año pasado explicó más del 10% del aumento en el PBI, en tanto que su peso dentro de la economía se ubica en el 4.4%.
Análisis del crecimiento acumulado desde la recuperación económica
En lo que sigue, se presenta la Tabla Nº2 con las variaciones que han reflejado cada uno de los sectores desde el peor momento de mayor depresión económica en el 2002, como así también su aporte a la expansión económica desde aquel año.
2002- 2006
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Var %
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Contr. Crec econ
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Como puede observarse, si se toma el segmento comprendido entre los años 2002 y 2006, la expansión de la actividad económica (medida a precios constantes del año 1993 como forma de eliminar el sesgo inflacionario) se ha ubicado en el 40.5%, transformándose en uno de los períodos de recuperación más vigoroso de la Historia argentina tras una crisis.
Sin embargo, esta mejora en términos económicos ha evidenciado un marcado sesgo hacia el sector productor de bienes, el cual con una expansión acumulada del 50.8% ha superado en más de veinte puntos al salto observado en el sector productor de servicios.
En este marco, el sector más vigoroso en la era postconvertbilidad ha sido la construcción, el cual ha registrado un crecimiento cercano al 150% en este período. Este ritmo de expansión ha sido ostensiblemente superior al de Transporte, almacenamiento y comunicaciones, cuya tasa de crecimiento alcanzó al 60%.
En lo relativo puntualmente a la construcción, su notable desarrollo se sustenta en la percepción por parte de los agentes económicos, desde el abandono de la paridad cambiaria, de que los activos inmobiliarios constituyen la alternativa más confiable como destino para sus ahorros. Adicionalmente, aunque en menor magnitud en términos de impacto sobre el nivel de actividad, debe señalarse el protagonismo que ha recibido la obra pública en los últimos años, erigiéndose en uno de los instrumentos fundamentales a los que ha recurrido la administración Kirchner para apuntalar el desempeño económico.
A pesar del boom observado en el sector de la construcción, éste no ha sido el que más ha contribuido a la recuperación económica en el escenario postcrisis. En efecto, este rubro ha sido responsable en forma directa de solamente el 13.1% de la expansión acumulada desde el año 2003, ocupando el tercer lugar detrás de Industria manufacturera (19.7%) y Comercio mayorista y minorista y reparaciones (14.9%).
Perspectivas
El panorama económico para los próximos años luce despejado en términos de crecimiento para nuestro país, asumiendo que el escenario mundial seguirá beneficiando a los países emergentes a través de las corrientes de capitales productivos y financieros, y la demanda de bienes para consumo.
No obstante esto, resulta inexorable que Argentina dejará de expandirse a tasas chinas para tomar un rumbo más convergente con el crecimiento internacional y de los países de América latina. En este sentido, los únicos obstáculos que por el momento podrían frenar este ciclo de crecimiento inevitable pasan por la cuestión inflacionaria, dado que si los índices de precios no se reducen la asignación de precios podría verse distorsionada, generando un círculo vicioso que fomente la salida de capitales en el mediano plazo.
En términos microeconómicos, se plantean una serie de interrogantes en lo relativo al sostenimiento de la industria como motor principal del crecimiento de la actividad económica en nuestro país. En primer término, existen dudas respecto a la dinámica del proceso inversor en diversos rubros en virtud de la política de precios máximos que desde hace más de un año está aplicando el gobierno, la cual, en muchos casos, genera fuertes desincentivos no sólo en materia de rentabilidad sino también en lo que atañe a la seguridad jurídica. En segundo lugar, la apreciación del tipo de cambio real, como resultado de que las tasas de inflación son superiores a la devaluación del tipo de cambio, le restan competitividad al sector industrial, y con ello su nivel de actividad puede resentirse en el corto plazo. Por último, otro factor de marcada incidencia en el desempeño del sector industrial es la cuestión energética, ya que sin una solución definitiva a este tema no habrá posibilidad de hacer frente a la mayor demanda y, consecuentemente, se acentuarán los problemas de producción.
Los sectores que aparecen como los más promisorios para estimular el crecimiento en los años venideros, aunque por diferentes motivos, son Construcción, Intermediación Financiera y Comercio mayorista y minorista y reparaciones.
En el primero de los casos, si bien se advierte una caída en su tasa de expansión en los últimos años, su nivel de actividad ha superado holgadamente los anteriores picos históricos de la mano de valores inmobiliarios en ascenso que aseguran una rentabilidad satisfactoria y, además, una política oficial que promueve el desarrollo de obras viales como medio para impulsar el empleo y la productividad.
Por su parte, Intermediación Financiera, a partir del incipiente resurgimiento de los créditos y la excesiva liquidez con que cuenta, ha exhibido síntomas de haber recuperado su rol de intermediario para canalizar el ahorro hacia fines productivos. En los primeros años de la recuperación económica, el sector financiero ha estado virtualmente ausente y la mayor parte de los proyectos se llevaban adelante con fondos propios y con el capital existente inutilizado. Sin embargo, de cara al futuro, este sector tendrá un papel preponderante para fondear proyectos de largo aliento, principalmente los vinculados con infraestructura, que son los que en definitiva promueven el desarrollo y las mejoras en términos de bienestar social.
En lo relativo a Comercio mayorista y minorista y reparaciones, su participación en la actividad económica seguirá en franco ascenso en caso de que el gobierno continúe cebando el consumo a través de su controvertida política de ingresos, la cual tiende a recomponer salarios en términos reales (prácticamente sin distinción entre rubros) sin poner atención en el impacto sobre la rentabilidad que para cada uno de los sectores tiene esta medida. Por esta vía, el gobierno ha ganado aceptación entre la población y todo parece indicar que durante el año en curso, donde habrá elecciones, las presiones salariales se van concretar sin atenuantes.
Por Iván Barbero (Fundación Libertad)