Vecinos, amigos y familiares de Sebastián Cichero, un adolescente asesinado de un tiro en la cabeza, se congregarán en Derqui y Donado y desde allí marcharán en reclamo por el esclarecimiento del crimen.
Sebastián tenía 16 años y vivía en el Fonavi de Mendoza y Donado. El 22 de diciembre pasado, a las 11 del mediodía, salió a comprase una bermuda de Newell’s a un comercio cercano. A veinte metros de su casa, le dispararon un tiro en el cráneo que le provocó la muerte.
Según la información difundida por la Concejalía Popular, organización civil que organizó junto a los familiares la marcha para este sábado, los presuntos responsables del crimen, se encuentran detenidos, y vivían en el mismo barrio que la víctima.
Uno tiene 25 años de edad y confesó estar en la escena del crimen e inculpó a otro de haber disparado. El segundo es un menor de 16 años, quien estuvo prófugo durante un día y se presentó ante la justicia después de conocer que había sido reconocido, quedando a disposición del Juzgado de Menores que ordenó su alojamiento en el Irar –donde permanece hasta el momento-. El menor, declaró haber realizado el disparo que le ocasionó la muerte a Sebastián, pero argumenta que el tiro fue accidental.
Sin embargo, para los familiares de Cichero el móvil fue un robo que concluyó con la muerte, teniendo en cuenta que el imputado carga con varios antecedentes penales por robo y hurto, a pesar de su corta edad.
En una carta abierta, que firman los padres, familiares, amigos y vecinos de Sebastián, se expresa: “Saludamos el actuar de los Señores y Señoras jueces, que comprometidos con la labor que les encomendó el pueblo, han realizado actuaciones tendientes a esclarecer públicamente el asesinato cometido; y a condenar a los responsables de semejante aberración. Y les solicitamos que continúen la labor realizada para garantizar que no exista impunidad, entendiendo que las instituciones democráticas son las que deben velar por la vida y la realización de la justicia”.
Por otra parte, los vecinos manifestaron: “La marcha se realiza para mantener viva la memoria del Cabe (así llamaban a Sebastián) pero también para que los violentos de siempre sepan que no admitimos sus condiciones, que no aceptamos que nuestras vidas y las de los más jóvenes sean siquiera amenazadas, y que queremos vivir como verdaderas personas libres”.