¿Cómo estudiar durante más tiempo, sin flaquear ante el sueño y el cansancio? ¿Cómo burlar, en esas largas horas de apuntes interminables, el “síndrome de las pestañas calientes”? De acuerdo con algunas tendencias nacionales, hoy los estudiantes universitarios apelan cada vez más a recetas “fáciles” que no siempre son las más efectivas ni saludables: consumir sustancias y bebidas que activen y estimulen el sistema nervioso central, para rendir más horas de estudio. Mate, café y tabaco, bebidas energizantes, todo tipo de infusiones y combinaciones “explosivas” con fármacos.
El consumo de estas sustancias no constituye per se un riesgo para la salud, pero los problemas pueden sobrevenir con el exceso o la combinación con una mala alimentación, sedentarismo y rutinas horarias irregulares -como estudiar de noche, cursar durante la mañana y descansar pocas horas a la tarde-. Es entonces cuando aparecen, con el tiempo, las anemias y hasta el riesgo de úlceras o enfermedades cardiovasculares, entre otras.
La mayoría de los universitarios consultados —alumnos de 2º a 5º año— confesó que se consume mate y/o café a toda hora de estudio, a lo que debe sumarse el pernicioso hábito tabáquico en muchos. Se eligen los horarios nocturnos para estudiar, y la alimentación es, en líneas generales, poco variada, eventual y sujeta a los horarios de cursado.
“Muchos alumnos suponen las bebidas estimulantes son beneficiosas para un mejor rendimiento intelectual, pero es necesario desmitificar todo esto: primero, estos consumos no son la única alternativa para lograr los efectos buscados; segundo, hay una tendencia a aplicar soluciones rápidas y efectistas a determinadas responsabilidades académicas. Pero no se asocia que ese efecto buscado puede lograrse a través de métodos naturales, y llevando un estilo de vida saludable”, explicó a El Litoral la Lic. María de los Ángeles Candioti, docente de la cátedra Nutrición en Situaciones Patológicas I y II de la Licenciatura en Nutrición de la UNL.
Es importante para todo estudiante incluir en su dieta nutricional “a todos los grupos alimentarios, para que se logre una alimentación completa y variada. Pues cada grupo alimentario tiene sus efectos sobre la salud, y por lo tanto ningún grupo puede reemplazar a otro porque acota determinada categoría o nutriente que el organismo necesita”, puntualizó Candioti. También es bueno hacer un break en las interminables horas de estudio, alternando con alguna actividad de distensión, como salir a caminar o realizar alguna actividad aeróbica. “La oxigenación es uno de los principales componentes para asegurar una buena performance intelectual; entonces, esta actividad física genera esa producción de oxígeno necesaria para un buen funcionamiento del cerebro”, destacó la nutricionista.
“Sería bueno empezar a ponderar para los estudiantes alternativas más naturales, como tener una alimentación variada y equilibrada. Respetar las horas de sueño (de 6 a 8 horas diarias) y realizar regularmente actividades físicas son algunas recomendaciones (ver aparte) que ayudan a mejorar el rendimiento intelectual, respetando una vida natural y saludable, sin caer en el exceso del consumo de bebidas estimulantes”, dijo la licenciada. Y enfatizó que “muchos estudiantes universitarios conforman grupos vulnerables, guiados por el mensaje engañoso de las publicidades y de malos hábitos heredados generacionalmente. Y no siempre los efectos fáciles son buenos: hay que hacer caer el mito”, subrayó.
Fuente: El Litoral