Con el éxodo de los rosarinos hacia los distintos destinos de descanso la ciudad empieza a cambiar el ritmo. Rosario queda casi desierta, no sólo las calles están menos transitadas sino que gran cantidad de casas y departamentos empiezan a quedar vacíos. Esta temporada, que muchos asocian con el incremento de robos y asaltos, demanda una serie de cuidados para prevenirlos. Tal es así que desde las fiestas de fin de año para acá se multiplicó la demanda de seguridad privada, entre otras medidas.