Los planes para el velorio y el entierro estaban hechos. Pero, a pedido de los médicos de la morgue, la familia decidió postergar el último adiós. ¿La razón? Nadie puede asegurar si está vivo o muerto.

El protagonista de la historia es un hombre de 31 años que se desmayó y cayó inconciente mientras jugaba con unos amigos un partido de fútbol. La víctima fue llevada a un hospital de la localidad mendocina de Junín de los Andes, donde lo pronunciaron muerto.

Sin embargo, en la morgue, los especialistas notaron que el cuerpo del hombre, que ya llevaba al menos cuatro horas muerto, mantenía inalterable su temperatura. Ante la duda, intentaron revivirlo.

Estas dudas se acrecentaron, incluso, cuando allegados al hombre contaron que dos años atrás "había estado casi sin vida durante 24 horas y después se había levantó como si nada".

Entonces se decidió posponer la realización de la autopsia y, por lo tanto, el velatorio y el entierro. Hasta que se verifique que murió, claro está.