Saquen una hoja parece ser la frase más temida de los estudiantes de escuela media y universitarios que a la hora de rendir los exámenes se enfrentan con lagunas mentales, taquicardia, sudoraciones y deserciones de último momento a pesar de haber estudiado meses. Según los especialistas, esos son algunos de los síntomas que reflejan el "pánico a los exámenes", una patología que afecta a jóvenes secundarios y universitarios y sobre todo se acrecenta en los meses de diciembre y marzo cuando comienza el período de previas y finales.
A pocos días de comenzar el período de finales en las universidades y la época de previas y exámenes en los colegios de educaciónmedia, son muchos los estudiantes que se inscriben en grupos de ayuda para superar el miedo a rendir, una patología que, según los especialistas, les impide rendir las materias aún, sobre todo en forma oral, cuando estudiaron y académicamente están bien preparados.
Para la psicóloga Sabrina Indorado, del programa Rendir sin miedo, "la idea es que a partir de ciertos pensamientos negativos y de algunos mandatos que vienen de la infancia como por ejemplo ser los mejores muchos estudiantes llegan con síntomas físicos importantes a la hora de rendir y al final no pueden hacerlo".
Entre los principales síntomas que aparecen en los jóvenes que se atemorizan al momento de tener que atravesar una prueba en el recorrido académico, la psicóloga enumeró "palpitaciones, respiración entrecortada, transpiración de las manos, insomnio, dolor de cabeza, entre otros".
En tanto, para Indorado la dificultad de los exámenes no son las pruebas en sí mismas sino la idea que se hacen lo estudiantes de esa instancia de evaluación y los fantasmas que les aparecen. "Se trata de la idea que las personas tienen de ellas y de sus propias capacidades. Muchos han sido educados a lo largo de la vida, para poder alcanzar la perfección y eso genera muchas frustraciones", señaló la psicóloga de Rendir sin miedo a Rosario3.com.
"Los estudiantes que sufren en forma desmedida frente a una evaluación, piensan que son fracasados, que no van a poder o que no estudiaron lo que hacía falta", dijo Indorado. Y añadió: "No se nada, me van a bochar, Me voy a olvidar de todo, son las frases más escuchadas en esos momentos de crisis".
La psicóloga forma parte de un programa que se llama Rendir sin miedo y está a cargo de las reuniones grupales que se realizan a lo largo de dos meses y medio para poder trabajar los temores que hacen que los estudiantes no se animen a rendir.
"Siempre nos consultan cerca de la época de exámenes, diciembre y marzo, y aunque tuvimos muchos requerimientos de alumnos de educación media, trabajamos fuertemente con los estudiantes de carreras universitarias", contó Indorado. El programa se divide en diversos encuentros donde se llevan adelante diferentes técnicas para atacar a la problemática.
"Lo primero que se hace es trabajar con los síntomas físicos, realizamos ejercicios de relajación y reestructuración congnitiva para que los jóvenes tengan un autoregistro y puedan saber porqué sienten lo que sienten", contó la especialista, que trabaja con estudiantes que van desde los 18 a los 50 años.
Los encuentros son semanales, duran una hora y media y están conformados por la presencia de no más de 15 participantes. "Es que se trata de poder trabajar desde la historia y la individualidad de cada uno para rescatar las subjetividades de cada uno", apuntó.
Claves para vencer el miedo a rendir
Para poder afrontar las evaluaciones la especialista se anima a decir que hay una serie de tips para tener en cuenta. "Se recomienda dormir la noche anterior y por nada quedarse despierto hasta las seis o siete de la amañana. Hay que alimentarse y llegar a la evaluación en un estado óptimo sobre todo a nivel físico", explicó la psicóloga.
En tanto, la especialista dijo que "hay que sacarse los fantasmas y las ideas negativas y transformarlas en positivas".
Por último, sugirió que antes de sentarse en la mesa de exámen uno debe ejercitarse en lo que hace a la respiración y a la relajación ya que es importante mantener un correcto ritmo cardíaco y respiratorio. "La idea es que el cuerpo no haga síntoma y uno pueda controlar ese estado", concluyó.