Donde el arroyo Ludueña termina su curso, los vecinos del lugar descubrieron este jueves miles de cadáveres de sábalos y pacúes de pequeño tamaño. La terrible imagen provocó un rápido estado de alerta en los barrios cercanos al cauce de agua. “Nunca vimos algo así”, exclamó un señor que quiso ver de cerca el fenómeno.