Algunos marcan como punto de inflexión la crisis de 2001 que dejó un tendal de personas capacitadas, con oficios o profesiones definidas, que de golpe fueron desestimadas por el sistema. Otros dicen que el problema de fondo es que el Estado no se hace cargo del problema, que los organismos oficiales sólo diseñan programas de asistencia y subsidios, pero no generan planes de reinserción laboral.