La Última Cena fue pintada por Da Vinci entre 1494 y 1498 en la iglesia de Santa María de la Gracia, en Milán y muestra un momento determinante en el Evangelio, la última cena de Jesús con los 12 apóstoles antes de su arresto y crucifixión, presentando de una manera viva la reacción de los seguidores de Cristo cuando se enteran que uno de ellos lo traicionará.
Pala, músico de 45 años que vive cerca de la ciudad sureña de Lecce, empezó a estudiar la obra de Leonardo en el 2003, luego de escuchar en un noticiero que investigadores consideraban que el artista e inventor ocultó una obra musical en su pintura.
En un libro presentado ayer en Italia, Pala explicó que primero se dio cuenta de que dibujando un pentagrama en la pintura, tanto las hogazas de pan en la mesa como las manos de Jesús y de los apóstoles podrían representar notas musicales.
Ello concuerda con la relación simbólica cristiana entre el pan, que representa el cuerpo de Cristo, y las manos, que se usan para bendecir los alimentos. Pero las notas no tenían sentido musical hasta que Pala advirtió que debían de ser leídas de derecha a izquierda, siguiendo el particular estilo de escritura de Leonardo.