Cuando una persona ingresa a una casa de antigüedades no sabe dónde fijar la vista. Es que los diversos objetos ocupan cada rincón y todos tienen su particular historia. Y en Rosario existen decenas de locales de compras y ventas que exhiben como trofeos de guerra sus muebles, cuadros, relojes, y cualquier adorno coleccionable que uno pueda imaginar.