El oso polar Arturo, que había suscitado fuertes críticas al zoológico de Mendoza por las condiciones en que vivía, murió este domingo. Según el gobierno provincial, tenía un marcado deterioro en la salud por su avanzada edad.

"Era un animal de casi 31 años y con un promedio de vida superador a lo habitual de esta especie en un contexto de encierro, puesto que en hábitat natural, el promedio de vida se extiende hasta los 20 años y en contexto de encierro logran llegar a los 26 años aproximadamente", sostuvo el gobierno local a través de su página web.

Tal como se había anunciado con anterioridad, Arturo había entrado en un proceso de descompensación y deterioro marcado irreversible. Su salud fue decayendo y empeorando rápidamente.

"Durante los últimos días, el oso polar presentaba un cuadro médico terminal grave por su avanzada edad y diversas complicaciones físicas de deterioro. Entre otras pérdida total de apetito, consecuente disminución de su peso y pérdida de visión y olfativa", dijeron las autoridades.

El animal tuvo en vilo al mundo por las condiciones en las que sobrevivió en el paseo faunístico local durante varios años, lo que llevó a pedidos internacionales para su liberación y traslado a Canadá. Sin embargo, por su vejez, tras un minucioso estudio y consulta con especialistas, se decidió que debía permanecer en cautiverio en Mendoza. Es que trasladarlo podía significar que su muerte se anticipara.