"El refugio, la comida y la atención médica no son las únicas necesidades de los niños y jóvenes. También necesitan educación", declaró Maiwand Rahyaba, un joven activista de Afganistán. "El motivo que me trajo aquí y la razón por la que mi hermana menor, a la que se privó de educación formal, estudia hoy en una universidad, es porque ambos pudimos continuar los estudios durante las situaciones de emergencia, contra viento y marea".
La educación debe ser un vector de paz, dijeron los participantes, y reclamaron un aumento de la inversión en personal docente, en particular en maestras. "Los maestros figuran entre las personas más valiosas que hacen frente de inmediato a las emergencias y promueven firmemente los cambios positivos en la conducta de los alumnos. Al invertir en el personal docente, en especial en la formación de maestras, las organizaciones se aseguran la rentabilidad de su inversión en el sector educativo en situaciones de emergencia", manifestó Brenda Haiplik, representante de la Red Interinstitucional para la Educación en Situaciones de Emergencia.
Sin embargo, muy pocos asociados en las labores del desarrollo incluyen la educación entre los componentes de su respuesta humanitaria. "Nuestro llamamiento para que se haga realidad el derecho a la educación seguirá siendo un cascarón vacío, si no está respaldado por los recursos necesarios", afirmó Nicholas Burnett, Subdirector General de Educación de la Unesco. Burnett señaló que sólo seis donantes bilaterales habían incluido a la educación en sus políticas y respuestas humanitarias. Señaló que predomina la idea de que la educación es una cuestión que atañe al desarrollo y no un aspecto de la ayuda humanitaria.
Los participantes afirmaron que la educación debería representar el 4,2% del total de la ayuda humanitaria, más del doble de su nivel actual. A pesar de la crisis financiera, es preciso aumentar la financiación, dijo la Vicesecretaria General de las Naciones Unidas, Asha-Rose Migiro. "Los libros y la enseñanza son los ladrillos y el cemento que debemos usar para reconstruir la economía".
En la reunión se manifestó una gran preocupación por los brutales ataques contra las escuelas, los trabajadores del sistema escolar, los docentes y los alumnos. Radhika Coomaraswamy, Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la cuestión de los niños y los conflictos armados, afirmó que "cualquier ataque o bombardeo contra una escuela constituye una violación del derecho humanitario. La educación y la seguridad son fundamentales para los niños".
"Es sumamente preocupante que esos delitos nunca o casi nunca lleguen a juzgarse en un tribunal", dijo Lothar Krappmann, miembro del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, al insistir en que debería aplicarse una política de "tolerancia cero" en relación con los ataques contra las escuelas, los maestros y los niños. Varios expertos señalaron que algunos ataques deliberados deberían someterse al Tribunal Penal Internacional para que los investigue y juzgue a sus autores.
La enviada especial de la Unesco para la educación básica y superior, Sheika Mozah Bint Nasser Al Missned, pidió que se establezca un dispositivo para proteger las instituciones docentes en las zonas azotadas por una crisis o un conflicto. "Necesitamos un mecanismo internacional práctico y operativo que prohíba las agresiones contra el derecho a la educación", añadió.
Los participantes insistieron en la necesidad de lograr que la escuela sea inviolable en situaciones de conflicto. "Las escuelas deberían respetarse y protegerse como santuarios y zonas de paz", afirmó Brendan O'Malley, autor del libro La educación víctima de la violencia armada, publicado por la UNESCO, y sugirió que la Comisión de las Naciones Unidas cree un símbolo que represente el reconocimiento local e internacional de la condición de santuarios de paz que poseen las escuelas.
"Debemos supervisar los acuerdos de paz para velar por que en ellos se tenga en cuenta también la integración y protección de las escuelas y la infraestructura educativa", expresó Miguel d'Escoto Brockmann, Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas. "La restauración del sistema educativo y la atenuación de la pobreza deben marchar a la par".
"La reconstrucción del sistema educativo después de un conflicto armado, un desastre natural u otras situaciones de emergencia ofrece la oportunidad de lograr una educación más integradora, basada en los valores de la paz, la tolerancia y la no discriminación", declaró Burnett.
Fuente: Unesco