Un joven africano de 18 años que llegó a Tenerife en una balsa de inmigrantes pidió asilo a España con el argumento de que como es albino tiene miedo de que en su continente se lo coman.

Sí, Moszy es un poco negro y un poco blanco. Y asegura que en en su país su cuerpo es codiciado para rituales de brujería.

Por eso realizó un pedido para que le concedan asilo político porque afirma que de donde proviene su vida corre peligro. "Mi cuerpo es codiciado para utilizarlo en rituales de brujería", explica.

Más allá de las dificultades de salud que enfrentan los albinos africanos debido a la intensa radiación ultravioleta en esa zona del planeta, deben afrontar inconvenientes mayores: la discriminación de sus compatriotas y las supersticiones locales.

Allí se los suele perseguir y asesinar como consecuencia de la creencia de que están hechizados y de que sus órganos pueden atraer la riqueza. Según cuenta Moszy, se hacen auténticas barbaridades con el cuerpo de los albinos: los dedos son utilizados como amuletos y con su sangre se elabora el muti, una bebida que preparan los brujos locales con la creencia de que trae fortuna.