El paso previo al clásico rosarino, que para la Lepra también era una final en su lucha por la permanencia, resultó un entretenido encuentro en el que el local fue un poco más que el rival, uno de los mejores conjuntos de la temporada. Rolando Schiavi, de penal, y Sebastián Rusculleda, de tiro libre, marcaron los goles de la tarde, ambos en el primer tiempo
El equipo de Ricardo Caruso Lombardi se mostró más activo en el comienzo, pero el de Diego Cagna fue emparejando las acciones con el correr de los minutos y entre ambos hicieron una primera mitad entretenida.
Entre Nicolás Cabrera –una de las figuras de la tarde–, Juan Ferreira y Alejandro Da Silva se encargaron de llevar peligro al área rival. El primero con un remate desde lejos, desviado; el segundo ganando en el área por abajo o de cabeza, aunque sin tanta puntería; y el paraguayo desbordando en el área y abasteciendo a su compañero de ataque.
El propio Da Silva provocó dos penales a favor de Newell’s: a los 6 minutos, al tirar un centro que dio en la mano de su marcador pero que el árbitro Pablo Lunati interpretó como casual; y a los 20, al fabricar una falta que el juez compró y luego cambió por gol Schiavi, al palo opuesto que buscó el arquero Daniel Islas.
Hasta entonces, Tigre había llegado en una jugada que Sebastián Ereros no logró definir ante el cierre de Schiavi al corner, y tras ese tiro de esquina, cuando Santiago Morero ganó de cabeza y obligó a Justo Villar a tirarse abajo a su derecha para controlar.
Los últimos minutos del primer tiempo fueron de ida y vuelta aunque no tuvieron casi legadas claras, más allá de un avance por derecha de Cabrera, que metió un centro para Da Silva y éste la bajó para la entrada de Ferreyra, que no pudo definir cómodo.
Y claro, el empate de Tigre, a los 33, con un golazo de tiro libre de Rusculleda, luego de una falta muy cuestionada por la gente local.
El complemento también mostró un juego intenso, de ida y vuelta, hasta que Newell’s se acomodó en el terreno y empezó a volcar la pelota hacia el campo de Tigre, que intentaba golpear con algún contraataque.
La Lepra iba, por abajo y también mucho por arriba, con centros y pelotas detenidas aéreas que en un par de ocasiones ganaron de cabeza los defensores centrales, Schiavi y Nicolás Spolli, pero sin poder poner al equipo otra vez arriba en el marcador. El resto de los pelotazos los despejó todos el arquero Islas.
Ferreyra también se esforzaba para imponer su físico en el área y era una molestia permanente para la defensa visitante, aunque no estaba muy preciso con la pelota cuando le llegaba.
A los 15 debió salir Juan Quiroga, lesionado, y dejó su lugar al pibe Ignacio Fideleff. Más tarde, Caruso mandó a la cancha a Santiago Salcedo por Da Silva y a Matías Donnet por Diego Scotti para renovar el aire arriba, pero no cambió la suerte de Newell’s.
Por el contrario, se mostró más esquiva en cada chance que tuvo Salcedo –tres sobre el final que fueron muy claras– pero no pudieron terminar en gol. Tigre se cerraba bien y salía como podía, aunque sólo inquietó con un fuerte tiro desde lejos que Diego Castaño, que controló bien Villar.
Al Rojinegro se le acabó el tiempo sin poder embocarla para conseguir los tres puntos, pero la gente supo valorar el esfuerzo y el empuje del equipo. Y ahora todos ya trasladaron la cabeza al clásico del domingo en el Gigante de Arroyito.
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