“Los clientes fijos te permiten hacer la comparación y hoy podemos decir que están apostando la mitad del dinero que invertían en juegos de azar el año pasado”, explicó a Rosario3.com Sergio, dueño de la agencia de Loterías de Corrientes y Montevideo. El empresario señaló que los juegos con grandes pozos acumulados como el Quini 6 y el Brinco, que al no haber aumentado su costo, se venden cada vez más.
En ese punto coincidió Marta, vendedora de una agencia de Pellegrini al 1.600, y ubica a continuación entre los más solicitados, otros juegos como Telekino y Toto, que antes costaban 1 peso y aumentaron a 3 (razón por la cual algunos clientes los reemplazaron por otro) y para no perder público debieron aumentar el pozo a repartir o las chances para ganar.
Las ofertas son muchas: 15 sorteos diarios de quiniela (por lejos, lo más preferido por la gente, por el pago inmediato y el bajo valor de la apuesta) Quini 6, Brinco, Loto, Loto 5, Telekino, Toto, Monobingo, Mibingo, la Tómbola de Santa Fe, los billetes de Lotería (la tradicional y la chica de Santa Fe) y la de Córdoba, y la última incorporación: el Jugate con Maradona, una iniciativa de la provincia de Misiones que empezó a circular en Rosario la primera semana de mayo.
“En los barrios, la gente juega más los fines de semana”, afirmó Nelly, detrás del mostrador de su agencia de Echesortu, y “en el centro, el mayor movimiento lo tenemos de lunes a viernes”, asegura Sergio, quien dice tener una clientela que asciende al 80 por ciento de mujeres, aunque no son ellas las que arriesgan as apuestas más abultadas. “Las apuestas más fuertes las hacen los hombres; en cambio, las mujeres chirolean más”, describe y aclara que no se trata de un comentario discriminatorio, sino una foto de la realidad que ve en su comercio.
“La cuestión es zafar de la malaria. La mayoría trae sus números pensados desde la casa o se los hace elegir a los chicos de la familia, a quienes confían la suerte familiar”, dijo Nelly.
“Nadie gasta lo mismo que el año pasado –reconoció Marta– y eso se nota no tanto en los clientes de siempre que mal que mal siguen jugando, sino en la gente de paso. Ese que antes pasaba por la vereda y decía ´me juego un numerito´, hoy se guarda la plata o a lo mejor no juega porque ya no dispone de ese dinero como antes.