Pablo Gavira
El clásico se llevaba a cabo de la mejor manera. Ya habían quedado atrás las imágenes del color, con la salida de los equipos, con el folclore que nutre al fútbol, sobre todo por estos lares, y el resultado luego de los noventa minutos acompañaba para que todo sea normal.
OPINIÓN: Podria haber sido una tragedia
Aunque no se lamentaron víctimas fatales ni heridos importantes, al finalizar el partido se vivieron cinco minutos intensos que podrían haber empeñado el festejo
Pero cuando finalizó el cotejo los fantasmas de la intolerancia y la irracionalidad aparecieron, primero con los hinchas de Newell´s que sin explicación concreta –más allá que se podría tomar como referencia las cargadas– comenzaron a destrozar y a arrancar las butacas que tenían asignadas en la platea de la tribuna del autotrol para arrojarlas a los plateístas que estaban ubicados del lado del río.
La policía intervino para poder parar lo que estaba ocurriendo y de esta manera retirar a los simpatizantes rojinegros del Gigante de Arroyito. Pero no quedo allí la historia pos clásico de violencia. En el otro sector del estadio mundialista, debajo de la platea que da a calle Cordiviola, un grupo de violentos del conjunto local, que había ganado desde la popular de Regatas, la zona de la tribuna oeste, quiso tira una puerta que dividía los sectores de ingreso de ambas parcialidades y se encontró con una custodia policial que reaccionó en forma inmediata y despejó a los barras que quisieron infiltarse por ese sector, ganar terreno y así poder ir a buscar a los hinchas ñulistas que a esa altura de la jornada se estaban retirando del Gigante.
En el medio de esta situación estaban los plateístas aguardando poder salir de la cancha, algunos habían concurrido con criaturas, también había mujeres, personas mayores y todos socios centralistas que se encontraron en forma desafortunada con barras de la institución local que pudieron sortear –no se sabe como, si a la fuerza o porque alguien liberó la zona– el acceso que separa e impide llegar desde la popular hasta el lugar del incidente mencionado.
Pero el rápido accionar policial hizo que no se produjera una tragedia ya que mediante balas de goma, algunos gases lacrimógenos y con la detención de varios hinchas –el número sería de 46– el incidente lo detuvieron después de 5 minutos intensos.