Por eso, no los sorprendió este jueves la noticia de un nuevo crimen que tiene un común denominador con muchos de los anteriores que convirtieron a la capital provincial en la ciudad más insegura del país: se trató de un ajuste de cuentas.
La víctima, en este caso es un chico de 16 años atacado a balazos en el norte de Santa Fe.
Mientras, un policía de 29 años que estaba de franco fue baleado por ladrones que quisieron robarle la moto en la que se movilizaba, pero estaba fuera de peligro.
Así, febrero asoma tan dramático como enero en la ciudad capital. En el primer mes del año hubo doce crímenes, además de saqueos y destrucción de viviendas en el marco de lo que el vespertino El Litoral llama “una cadena de venganza en el barrio La Chaqueñada”.
En ese marco, el ministro de Seguridad de la provincia, Daniel Cuenca, admitió que estas "matanzas fuera del sistema" legal y estatal constituyen su principal preocupación, evaluó como "muy grave" la situación casi anárquica que se da en algunos barrios santafesinos y reveló que el servicio de inteligencia policial, que podría ayudar a prevenir muchos delitos, está "desfasada". Además, advirtió que para salir de esta situación habrá que pagar más costos de impunidad y violencia.