Un tercio de los 400 vuelos nacionales e internacionales programados hasta la mañana de hoy en Brasil se atrasaron en más de una hora, informaron autoridades en el tercer día de caos en los principales aeropuertos del país por una crisis que se presenta desde hace nueve meses.
Según el más reciente informe de la estatal Infraero, la empresa que administra los aeropuertos del país, hasta la mañana de hoy 29 por ciento (116) de los vuelos estaban atrasados y otro 11 por ciento (45) fueron cancelados en la red nacional.
Los principales contratiempos se registraron en los terminales de la ciudad amazónica de Belem, con 40 por ciento de retrasos, en la capital federal Brasilia (38 por ciento) y en las turísticas ciudades costeras de Fortaleza (60 por ciento) y Recife (66 por ciento).
Centenares de pasajeros pasaron la noche en los pasillos de aeropuertos y terminales de embarque. Decenas de despegues y aterrizajes fueron remarcados para hoy jueves, lo que provocó un "efecto dominó" y agravó los retrasos.
Este nuevo caos, que ya dura tres días, es el nuevo episodio de una crisis estructural de la aviación civil brasileña, que fue desvelada el 29 de septiembre de 2006 cuando se estrelló en plena selva amazónica un Boieng de la aerolínea Gol, accidente en el que murieron 154 personas. La tragedia fue ocasionada por un insólito choque a 37 mil pies de altura con un avión ejecutivo del fabricante brasileño Embraer.
Las investigaciones del caso responsabilizan a los controladores aéreos que estaban de servicio ese día en la torre de control de Brasilia y a dos pilotos estadounidenses del avión "Legacy" porque no habrían conectado los equipos anti colisión del jet. Las investigaciones han revelado serias fallas en los sistemas y equipos electrónicos de control de tráfico aéreo y deficiencias en el flujo de comunicación entre los controladores, que dependen de la Fuerza Aérea, y sus superiores.
Los atrasos de esta semana fueron atribuidos por los controladores a fallas en las imágenes de radares en el llamado "Cindacta I", el centro de control de vuelos de Brasilia, y a la salida de operaciones de uno de los equipos.
Pero autoridades aeronáuticas han dicho extraoficialmente a medios locales que los atrasos se deberían a una "operación tortuga" o huelga de celo, en la que los operadores aplican rígidas normas internacionales de separación entre despegues y aterrizajes de las naves, lo que congestiona el tráfico aéreo.
Los tres días de caos coinciden con una orden de prisión dictada por la Fuerza Aérea contra el presidente de la Federación de Controladores Aéreos de Brasil, sargento Carlos Trifilio Moreira da Silva. El militar debe cumplir arresto disciplinario de 20 días a partir del 2 de julio por haber declarado a una revista masculina que el caos volvería porque los controladores iban a parar su trabajo de nuevo. "Cualquiera entra (a trabajar como controlador). Tengo controlador tartamudo, sordo, que están operando la red. Y como se necesita de personal ellos son habilitados en condiciones precarias", dijo Moreira da Silva a la revista UM.
El lunes, la Fuerza Aérea decidió prorrogar el fin de las investigaciones de una huelga desatada por los controladores el 30 de marzo en el Cindacta y que paralizó por completo todos los aeropuertos del país.
Fuente: EFE