El pozo, cuenta Sandra, “está vallado, sin iluminación” y ya pasó que algunos autos se lo llevaran puestas las vallas y quedaran semicolgados. El último caso fue el domingo pasado.
Pero además, como la calle está cerrada, “las motos y bicicletas transitan por la vereda”, con el peligro que eso implica. “Se pone en riesgo nuestra integridad física porque no podemos ni siquiera caminar tranquilos por la vereda”, se quejó Sandra.
No, los vecinos no saben nada sobre la obra, sobre si se retomará y cuándo finalizará. ¿Podrá alguien acercarse a dar una explicación?