Una verdadera tortura fue para Miguel la situación que le tocó vivir en el Pami II, donde lo prepararon para una operación próstata y hasta lo llevaron al quirófano con bata y cofia incluida, pero la intervención no se pudo realizar porque faltaba agua destilada en el policlínico. No sólo eso, al día siguiente, cuando ese insumo ya se había realizado, tampoco puso ser operado porque tras esperar varias horas una cama, decidió volverse a su casa.

Miguel contó en Canal 3 la odisea que le tocó vivir. Dijo que a las 7.30 lo prepararon para la operación y que durante dos horas el quedó listo, pero “no apareció nadie”. Después de ese lapso, sí llegó su médico, Miguel Capiello, que le dijo que no había agua destilada para el aparato que tenían que utilizar y por lo tanto no se podía realizar la operación.

Pero la cosa no terminó allí: el segundo intento por operarlo también fracasó. Es que, según explicó el propio Miguel, cuando llegó le dijeron que no había cama y lo enviaron al segundo piso a esperar que se liberara una

Para Miguel la cosa había recomenzado a las dos de la tarade, cuando llamaron a la ambulancia para el traslado, pero “eran las 10 de la noche y nada”. “Ya mi cabeza no empezó a funcionar, me puse nervioso, y decidimos volver a casa”, relató.

El director del Pami II, Dante Gianone, admitió la situación que, según explicó, se produjo porque el proveedor había prometido entregar el agua destilada esa mañana, pero no pudo hasta las dos de la tarde, y los seis litros que le prestaba el Hospital de Niños Zona Norte no alcanzaban. “Pido disculpas, hemos iniciado un sumario interno”, afirmó.

Más temprano, en diálogo con el programa Tempranísimo, de Radio 2, negó que al comprobar la faltante se haya buscado agua para batería de autos, como denunció la familia de Miguel.

De todos modos, asumió que el paciente llegó hasta el quirófano y recién allí se dieron cuenta del faltante.

Finalmente, salió a defender al Pami a pesar de esta situación: “Si no es la mejor obra social que existe debe andar por ahí”.