Sabrina Ferrarese
Los últimos días de diciembre ponen a prueba a cualquiera. Sin embargo, el calor y la humedad combinados no detienen a quienes decidieron vivir la Navidad como un tiempo dedicado a los demás. Dejando de lado la habitual prioridad del encuentro familiar, son muchos los que optan por llevarles felicidad a los demás, sobre todo a los que menos tienen o a aquellos que se encuentran solos.
Vestirse de "Mamá Noel" se le ocurrió hace 47 años atrás. Olga García confeccionó su propio traje con papel crep y juntó cositas paras regalar a los chicos del barrio. “Y no abandoné, empecé a juntar cada vez más juguetes y comida así que llevé todo al Hogar del Huérfano, en esa época había monjas”, detalló a Rosario3.com. A partir de ese día, no dejó de ir cada año a saludar a los chicos que esperan ansiosos a ese personaje amoroso que los llena de besos, risas, caramelos y juguetes.
A lo largo del tiempo, mucha gente se sumó a la cruzada de Olga. Así, se incorporaron los vecinos de Bella Vista, los Bomberos Voluntarios y cada año algún grupo musical o teatral que ofrece un espectáculo para los chicos. En igual proporción crecieron las donaciones: para este año habrá 200 kilos de papas, azúcar, yerba y centenares de golosinas, en una cantidad que duplica la del año anterior.
A pesar de su edad, Olga se siente como “la Pradón”, según ella misma asegura. Se ríe con ganas de su propia ocurrencia y confiesa que en este tiempo sólo cambió "seis modelos de traje”. Asegura que lo que más le gusta de su “doble personalidad” es “ver sonreír a los chicos, pero también colaborar y ayudar”.
Ella se guarda para el final una anécdota que por estos días le llena el corazón: “Una vecina invitó a comer a una pareja muy joven de novios y la chica me conocía del Hogar porque había vivido allí. Le dijo que yo les había dado mucha felicidad durante mucho tiempo. Para mí es lo mejor que puedo escuchar”.
Otra historia parecida le pertenece a Juan José, quien es mecánico y hace cuatro años atrás lo conmovió un chico sentado en el cantero central de la avenida Provincias Unidas. “Estaba llorando y me bajé del auto y le di un juguete que le llevaba a uno de mis hijos. A partir de ahí se me ocurrió hacerlo pero para todos los nenes”, cuenta. Así fue como recurrió a la solidaridad de los vecinos y su familia para reunir juguetes, arreglarlos –lo hace él mismo con la ayuda de unos de los hijos – y cada Navidad repartirlos vestido de Papá Noel.
“Empezamos con una camioneta alquilada y después nos fueron prestando. Yo me siento atrás y vamos despacito por la zona oeste, los chicos se acercan a sacarse fotos, a buscar regalitos y la verdad es muy grato”, cuenta quien en sus ratos libres lleva personalmente los regalos a los niños cuyos padres se lo solicitan. “Si tengo tiempo y me queda algo de paso, voy. Ahora el 23 tengo que repartir en cuatro familias”, continúa con la naturalidad de quien hace lo que le gusta.
¿Quién no conoce a Jorgito, dueño del almacén de Entre Ríos y Cochabamaba? Famoso por sus carteles desopilantes y su manera de atender al público, este comerciante también es reconocido por su solidaridad. Cada Navidad, Jorgito va junto a un grupo de “motoqueros” al geriátrico provincial porque “hay muchos viejitos solos y un poco de risa les viene bien”, sostiene.
Como se trata de gente mayor, Jorgito prefirió dejar de lado la barba y el traje rojo y se convirtió en un ocurrente payaso. “Es más divertido y es algo distinto. Juego con ellos, les pinto la cara con el rouge, los hago reír. Por lo menos un rato están acompañados y salen de su rutina de almuerzo, merienda y cena”, apunta.
“Siempre me gustó ser payaso”, confiesa este comerciante y asegura que su rol lo hace sentir feliz. “Es barato dar felicidad”, resume y cuenta que este año, una vez más, repartirá regalitos y picardías entre aquellos que dejaron de ser niños hace mucho tiempo.