“Sugerir el uso de calcio y vitamina D en los afectados y recomendar densitometrías en los pacientes con mayor riesgo deben formar parte del día a día en la práctica clínica y podría reducir la incidencia de fracturas de cadera hasta en un 25%”, subraya un estudio perteneciente al Centro Kaiser Parmanente de Dowey, Estados Unidos.